Se debe ayudar económicamente a la trashumancia: el ganado, especialmente autóctono, utiliza territorios que difícilmente serían rentables por otros tipos de explotaciones, y cuya persistencia en el tiempo ha configurado una serie de paisajes atrayentes (especialmente pastizales de montaña y dehesas) de difícil valoración económica; el despoblamiento de áreas de sierra supondría romper con el equilibrio ecológico establecido entre los pueblos de montaña y los ecosistemas mantenidos por ellos durante siglos y la pérdida de toda una serie de componentes naturales y humanos (prados, pastos, villas de piedra, regueras, tenadas, etcétera) que singularizan el espacio rural de estas comarcas.