OPINIóN
Actualizado 07/06/2019
Redacción

En los cuatro textos anteriores he adoptado un punto de vista realista: las mujeres de todas las edades son, con mucha mayor frecuencia, víctimas de delitos contra la libertad sexual y falta de ética.

Las razones son muchas y complejas. Hoy las dejamos a sus propias reflexiones. Pero la estadística no engaña.

¿Pueden ser los hombres también víctimas?

Los hombres pueden ser víctimas de otros hombres en las relaciones entre homosexuales, en las relaciones entre hombres heterosexuales y homosexuales. También cuando un hombre ejerce la prostitución puede sufrir agresiones, acosos y abusos sexuales.

En el caso de los abusos sexuales a menores, sabemos que los niños sufren abusos por parte de hombres heterosexuales, homosexuales o bisexuales.

¿Pueden ser los hombres víctimas de las mujeres? Sin duda.

Las mujeres, en un grupo significativo, pueden ser agresoras o abusadoras de varones menores, como demuestran las investigaciones. Estas llegan a señalar que, entre un 10% y un 20% de los menores varones abusados, lo fueron por una mujer.

En primer lugar, aunque los acosadores sexuales son, con mucha mayor frecuencia, varones, también las mujeres pueden recurrir a diferentes formas de poder laboral, docente o análogos para doblegar la voluntad de hombres. Los malos usos del poder no son exclusivos de los varones.

En segundo lugar, la mayor liberación de la mujer en asuntos sexuales y amorosos es un bien personal y social, que aun debe profundizarse; pero no es menos verdad que si no hay educación sexual y ética sexual y amorosa, conlleva también el aumento de los malos usos de la libertad, también en las mujeres.

Por ejemplo, entre púberes, adolescentes y jóvenes los varones son, con mayor frecuencia, responsables de delitos y falta de ética, pero también empieza a haber chicas que acosan a varones y tienen severas deficiencias en la ética sexual y amorosa.

En tercer lugar, el propio modelo masculino de la sexualidad puede acabar haciendo víctima a algunos varones: "no puedes decir no", "sé hombre", "no puedes fallar", "hay que cumplir y quedar bien", etc.

La libertad y la dignidad nos hacen humanos, pero sin una buena socialización familiar, escolar y social, aun festejando la mayor libertad, no debemos olvidar que estamos ante un tema muy grave y muy complejo que puede convertir las relaciones sexuales y amorosas "en un campo de minas". Ambos sexos, aunque en proporciones muy distintas, pueden ser víctimas y culpables.

Construyamos un discurso positivo, igualitario y ético sobre las relaciones sexuales y amorosas; ganaremos mucho, tanto las mujeres como los hombres. Por ello, frente a discursos que de una u otra forma declaran culpable o enemigo al otro sexo (la tradición era tan hipócrita que declaraba culpable siempre a la mujer, empezando por Eva; en las actualidad algunos grupos declaran al hombre culpable universal). La salida es un reconocimiento de los sufrimientos de ambos sexos ?que no implica equipararlos, desde el punto de vista estadístico, en responsabilidad ? y un nuevo discurso positivo sobre las relaciones sexuales y amorosas basado en una ética del placer y el bienestar.

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