OPINIóN
Actualizado 01/06/2019
Julio Fernández

Profesor de Derecho Penal de la Usal

El domingo 26 por la noche, presencié estupefacto ?como creo que la mayoría de españoles sensatos- en las distintas cadenas de televisión (pública y privadas) cómo desde la sede del PP, en la calle Génova de Madrid, los dirigentes de esta formación, especialmente los candidatos al ayuntamiento de la capital de España y a la Comunidad madrileña, celebraban el más que probable acceso al gobierno tanto del consistorio como de la región, a pesar de que no habían obtenido la victoria en ninguno de los tres procesos electorales que tuvieron lugar ese día: europeas, autonómicas y municipales. Eufóricos y desmelenados, los "peperos" se abrazaban, proclamaban la señal de la victoria, a la vez uno de ellos, en un gesto obsceno e irrespetuoso, hacía un corte de mangas cuando se estaba retrasmitiendo la comparecencia de Manuela Carmena en relación a los resultados electorales.

No daba crédito a lo que veía y pude percatarme de la hipocresía demostrada por estos ciudadanos que, por otra parte, no dejan de sorprendernos, porque engañan, manipulan y distorsionan la realidad sin despeinarse. Son unos auténticos maestros. Si nos engañan de esta forma tan descarada no es descabellado reflexionar sobre la cantidad de veces que habrán faltado a la verdad a los españoles con los casos de corrupción en los que han intervenido gobernantes del PP ya sustanciados judicialmente y los aún pendientes de juzgar y condenar. Parecía un auténtico "juego de trileros" en el que intentaban trasladar a la ciudadanía la superioridad ética y política del PP sobre el resto de formaciones políticas y el derecho que creen tener para seguir gestionando los intereses de los ciudadanos, a pesar de no haber ganado las elecciones.

El PSOE venció claramente en las europeas y autonómicas y en la mayoría de los municipios más importantes de España. Destaca la victoria cosechada en nuestra región castellanoleonesa después de 36 años (solo vencieron en las primeras elecciones autonómicas, las de 1983). A pesar de ello y de obtener el PSOE 10 escaños más y perder 13 el PP respecto a las últimas elecciones autonómicas de 2015, el candidato de la formación conservadora, el salmantino Fernández Mañueco, aspira a ser presidente de la comunidad. Para ello ha invertido los argumentos que sostenía hasta hace bien poco, cuando decía que tenía que gobernar la lista más votada porque, de lo contrario, accedería al poder una "coalición de perdedores".

Después de 32 años ininterrumpidos de gobiernos del PP en la Junta de Castilla y León, después de haberse detectado niveles escandalosos de nepotismo, clientelismo y presuntos casos de corrupción política en conexión con los nacionales del PP como la Gürtel y de haber perdido las elecciones, Fernández Mañueco no tiene ni la legitimidad moral ni la jurídica para reivindicar el gobierno de la Junta. Recordemos que nuestra región es una de las que más tejido productivo ha perdido y también una de las que más se ha despoblado en los últimos 30 años. En algunas zonas rurales de nuestra bendita tierra se ha perdido hasta un 70 % de la población y en comarcas como las de Vitigudino o Ciudad Rodrigo, en Salamanca, la densidad poblacional es inferior a los 10 habitantes por kilómetro cuadrado. Y de la escasa población que habita nuestros pueblos, más del 50 % de los habitantes son pensionistas que superan los 65 años de edad. Se cierran escuelas, la actividad agrícola, ganadera y comercial está desapareciendo poco a poco y el número de médicos, enfermeros y centros de salud es cada vez menor; el fomento y la promoción de industrias relacionadas con el turismo rural por parte del gobierno regional es muy escaso y lo podemos comprobar cuando vamos a otras zonas del territorio nacional en las que sus gobiernos: autonómicos y locales, muestran una mayor implicación por las iniciativas en el desarrollo y en la calidad de vida de sus ciudadanos también en esto.

Lo mismo ocurre con la inyección presupuestaria del gobierno regional al desarrollo vinculado a los jóvenes que se forman en nuestras universidades. En Salamanca, ciudad universitaria por excelencia, la proyección profesional de los miles de jóvenes que se gradúan y doctoran cada año, es prácticamente nula. Y no es un problema de los órganos de gobierno de la Universidad (que demasiado hacen con los presupuestos que manejan), sino del escaso apoyo económico que destina el gobierno regional para el fomento y la creación de empresas ligadas a la investigación y al desarrollo, que podrían ofrecer trabajos relacionados con su formación a un buen número de estos jóvenes.

Espero que el líder de Ciudadanos en Castilla y León, Francisco Igea, tenga la sensatez y el sentido común necesarios para ser el impulso del cambio en Castilla y León y apoye la formación de un gobierno presidido por el líder del PSOE, ganador de las elecciones, Luis Tudanca. Es lo racional, lo ético y lo coherente, que coincide, además, con el criterio que siempre ha mantenido el líder del PP, Fernández Mañueco. ¡Manténgalo, señor Alfonso!, sea fiel a esos principios de respeto a las reglas del juego democráticas, no los cambie al final del partido (que han perdido claramente) simplemente porque le perjudiquen a usted y a su formación política.

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