Ciento cincuenta especies cada día
por el impacto humano se despiden,
se extinguen como sueños olvidados,
como el fuego y el hielo y el invierno.
Los bosques animales que te habitan
alojan en el sur del paladar,
al fondo del recuerdo, un fruto antiguo,
un fruto pequeñito e imperfecto,
un fruto que respira y se estremece,
la última promesa aún esférica,
el último comienzo.