OPINIóN
Actualizado 21/05/2019
Francisco Delgado

Desde hace un par de meses las aguas de nuestro Tormes parecen estancadas o fluyendo muy débilmente, a su paso por la capital. Más allá del Puente Romano ya no parece el acaudalado río que siempre ha sido, sino un riachuelo.

¿Qué pasa? ¿Qué ha pasado esta primavera? ¿Llueve demasiado poco en toda la región? ¿O es que el viejo Tormes sostiene riegos de otras latitudes y cuando pasa cerca de las catedrales ya está medio vacío?

Dentro de sus aguas las plantas crecen y avanzan, las manchas rojizas se extienden sobre su superficie y a veces tengo la impresión de que estoy viendo otro río distinto, un primo, un afluente?

La otra tarde primaveral un numeroso grupo de gente joven pasó toda la tarde en sus orillas, divirtiéndose, comiendo y bebiendo, como hemos hecho tantas generaciones precedentes y durante siglos. Ya anochecido pasé casualmente por el rincón donde habían estado de fiesta y me encontré con el triste espectáculo de botellas y latas vacías arrojadas al agua. La metáfora inevitable me vino a la cabeza: "Esto no fluye?no cambia". Pero ¿qué es "esto"? La educación cívica, el amor o al menos el respeto al medio ambiente. ¿Qué les pasa a esos jóvenes que no pueden sentir que el Tormes es (también) suyo? ¿Que es de todos? ¿Por qué siguen desfogando su agresividad o su ausencia de valores en las inocentes aguas de nuestro río? ¿De nuestro "padre Tormes", como le llama mi vecino el poeta?

Si la sociedad no fluye, si los jóvenes se estancan, sin trabajo, sin independencia de sus padres, nada fluye. Quizás haya alguna relación entre las dificultades del fluir del Tormes y las grandes dificultades de fluir armónicamente en nuestra sociedad. Me viene de nuevo a la cabeza la bella película "Zaniki", tan salmantina y tan universal, mostrando claramente que si no hay una trasmisión de actuaciones y valores de una generación a otra (del abuelo al nieto, de la madre a la hija?) las sociedades se vacían, desaparecen. Los pueblos se despueblan. Los ríos se secan. Las tierras se vuelven yermas. Las canciones se olvidan.

El Tormes es la risa y la sonrisa de los pueblos y ciudades por los que pasa. Cuidémosle entre todos. Como cuidamos nuestra casa, nuestro perro, a nuestros seres queridos.

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