Calidad de vida es poder ir andando a todos los lugares, poder respirar aire puro, poder pasear por unas calles que están siempre limpias, y poder disfrutar cada día, de un museo al aire libre formado por un montón de monumentos imponentes.
Calidad de vida es poder levantarte media hora antes de entrar a trabajar, poder ir a comer a tu casa cuando tienes el turno partido, poder quedar con tus amigos siempre que quieras a tomar una caña, y poder encontrarte a alguien tomando un vino por la mañana y que os den las doce de la noche.
Calidad de vida es poder sentarte en un banco a comerte un helado viendo la Plaza Mayor más bonita del mundo, poder pasar el rato viendo como unos niños dan de comer a unos patos, poder ir en una barca con el único sonido de un remo moviendo el agua, y poder estar toda la tarde viendo a turistas buscando una rana en la fachada de una universidad, muriéndote de la risa cuando buscan también un astronauta.
Calidad de vida es poder ir al centro de salud sin que se pase por eso la mañana entera, poder vivir dignamente con poco dinero, poder estar tranquilo cuando tu hijo pequeño está jugando solo en el parque, y poder dormir cuando tu hija mayor sale de fiesta.
Calidad de vida es poder ver un cielo que se puede tocar con la mano, poder perderte dentro de no una, sino dos catedrales, poder caminar sobre un puente con dos mil años de historia, y poder elegir estudiar entre dos universidades sin moverte de tu ciudad.
Calidad de vida es poder deleitarte de una gastronomía maravillosa, de un embutido único, de una jeta exquisita, de una chanfaina espectacular, de un hornazo súper jugoso, de las perrunillas de la abuela, y es poder decir que has estado comiendo chochos toda la tarde sin que te miren raro.
Calidad de vida es poder tener comodidad, limpieza, seguridad, cultura, educación, precios asequibles y disfrutar del tiempo libre. Calidad de vida es todo eso, y todo eso es lo que tenemos en Salamanca. Así que sintámonos muy afortunados, porque es para estarlo.
Salamanca, Abril de 2019.