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Hay cierta excitación en el bar de Emilio. Bastantes parroquianos paran allí para tomar algo antes de ir a votar. Algunos se meten al coleto un copazo de coñac. supongo que serán los que van a traicionar a su conciencia y votarán "útil", y que el lingotazo les ayudará a votar anestesiados.
Otros, más serenos, piden un café con leche, como siempre.
Hay un hombre al que conozco sólo de un par de veces que ha intervenido en nuestras conversaciones. Le pide a Emilio un rollo de celo. "¡Es para arreglar la urna! Con tanto insensato como pulula por ahí suelto, no me extrañaría nada que se rompa en cualquier momento"
Me guiña un ojo cómplice cuando se marcha. Le sonrío.
Para no perder las buenas costumbres, pido a Emilio un chato de vino.