La Ultima Cena (1762 ), del italiano Francesco Fontebasso
Me complace difundir este poema inédito de Lilliam Moro, quien ganó el Premio Internacional de Poesía'Pilar Fernández Labrador', concedido en Salamanca el año 2017. Lilliam Moro (La Habana, 1946), salió de Cuba en 1970, vivió en España más de cuarenta años, y desde 2010 reside en Miami (EE.UU.). Estudió Magisterio (Instituto Pedagógico Makarenko) y Letras y Artes (Universidad de La Habana). En España se dedicó a la edición y las artes gráficas y realizó ediciones críticas-didácticas de clásicos de la literatura como Novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes (1977); El Lazarillo de Tormes, Anónimo (1977); La Celestina, de Fernando de Rojas; El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina (1977); La vida es sueño, de Calderón de la Barca (1977); Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de Vega (1977); La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón (1977); Poema del Cid, Anónimo (1977); Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes (2002), entre otras.Poeta y narradora, su obra poética comprende La cara de la guerra (Madrid, 1972), Poemas del 42 (Madrid, 1989), Cuaderno de La Habana (Madrid, 2005); Obra poética casi completa (Miami, 2013), Contracorriente (2017) o El silencio y la furia (2017), entre otros.También tiene publicada la novela En la boca del lobo (Madrid, 2004: Premio de Novela Villanueva del Pardillo).
Frontón románico. Detalle de la Última Cena, del Maestro de Soriguerola (b. c. 1230)
LA ÚLTIMA CENA
tú me mueves, Señor, muéveme el verte
(SANTA TERESA DE ÁVILA)
Arde el corazón
como un trozo de hielo entre las manos
que va quemando la piel hasta llegar al hueso
donde la médula del alma, lentamente,
se consume de un frío abrasador
duele como el Dolor que aún lo llevas contigo
el de todos nosotros
que seguimos compartiendo el escarnio
quién golpea los clavos
y solidificó el agua de la Vida
en el espanto de la desesperanza
la amplia noche tembló sobre Tu cuerpo
en la cruz en lo alto de la desolación
quién los sigue golpeando
dentro del corazón de cada uno
y la ceniza ardiente cayó sobre la historia
dejada a la intemperie sin el punto final
que hemos sido incapaces de escribir
por aquellos de entonces y nosotros ahora
porque arden las palabras en los labios
las manos ateridas por el hielo y el fuego
no pueden sostener el lápiz de la Vida
ni soportar la imagen
del mendrugo de pan sobre la mesa
pues es lo que ha quedado
tras la cena abundante del Amor.
Pilar Fernández Labrador y Lilliam Moro (foto de Jacqueline Alencar)