OPINIóN
Actualizado 19/04/2019
Alfredo Pérez Alencart

La Ultima Cena (1762 ), del italiano Francesco Fontebasso

Me complace difundir este poema inédito de Lilliam Moro, quien ganó el Premio Internacional de Poesía'Pilar Fernández Labrador', concedido en Salamanca el año 2017. Lilliam Moro (La Habana, 1946), salió de Cuba en 1970, vivió en España más de cuarenta años, y desde 2010 reside en Miami (EE.UU.). Estudió Magisterio (Instituto Pedagógico Makarenko) y Letras y Artes (Universidad de La Habana). En España se dedicó a la edición y las artes gráficas y realizó ediciones críticas-didácticas de clásicos de la literatura como Novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes (1977); El Lazarillo de Tormes, Anónimo (1977); La Celestina, de Fernando de Rojas; El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina (1977); La vida es sueño, de Calderón de la Barca (1977); Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de Vega (1977); La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón (1977); Poema del Cid, Anónimo (1977); Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cer­vantes (2002), entre otras.Poeta y narradora, su obra poética comprende La cara de la guerra (Madrid, 1972), Poemas del 42 (Madrid, 1989), Cuaderno de La Habana (Madrid, 2005); Obra poética casi completa (Miami, 2013), Contracorriente (2017) o El silencio y la furia (2017), entre otros.También tiene publicada la novela En la boca del lobo (Madrid, 2004: Premio de Novela Villanueva del Pardillo).

Frontón románico. Detalle de la Última Cena, del Maestro de Soriguerola (b. c. 1230)

LA ÚLTIMA CENA

tú me mueves, Señor, muéveme el verte

(SANTA TERESA DE ÁVILA)

Arde el corazón

como un trozo de hielo entre las manos

que va quemando la piel hasta llegar al hueso

donde la médula del alma, lentamente,

se consume de un frío abrasador

duele como el Dolor que aún lo llevas contigo

el de todos nosotros

que seguimos compartiendo el escarnio

quién golpea los clavos

y solidificó el agua de la Vida

en el espanto de la desesperanza

la amplia noche tembló sobre Tu cuerpo

en la cruz en lo alto de la desolación

quién los sigue golpeando

dentro del corazón de cada uno

y la ceniza ardiente cayó sobre la historia

dejada a la intemperie sin el punto final

que hemos sido incapaces de escribir

por aquellos de entonces y nosotros ahora

porque arden las palabras en los labios

las manos ateridas por el hielo y el fuego

no pueden sostener el lápiz de la Vida

ni soportar la imagen

del mendrugo de pan sobre la mesa

pues es lo que ha quedado

tras la cena abundante del Amor.

Pilar Fernández Labrador y Lilliam Moro (foto de Jacqueline Alencar)

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