Jorge Fernández Díaz, ex ministro del Interior del pasado gobierno del PP presidido por M. Rajoy


OPINIóN
Actualizado 30/03/2019
Julio Fernández

Profesor de Derecho Penal de la Usal

La información que nos está llegando sobre una presunta trama criminal en el Ministerio del Interior (dirigido por Fernández Díaz) del pasado gobierno del PP presidido por M. Rajoy, es un hecho de tal gravedad que, en condiciones normales, los medios de comunicación, los ciudadanos y las distintas formaciones políticas considerarían indecente; pero los medios de comunicación de "la caverna", esos que disfrutan cuando está en el poder la derecha troglodita y se vuelven agresivos y violentos cuando ese gobierno pasa a manos de la izquierda, han mantenido un calculado y cómplice silencio.

Las mentiras construidas por esa supuesta organización criminal, creada presuntamente por el Estado para perseguir a los adversarios políticos (en este caso a Podemos, en 2016, y evitar un posible pacto de gobierno con el PSOE), generan un "mantra" en la opinión pública que es difícil de combatir con argumentos razonables, ya que los aduladores mediáticos de la derecha, aprendieron bien la lección de Joseph Göbbels por la que "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad" o las estrategias de Steve Bannon que, aplicando esta "medicina" aupó a Trump a la presidencia de USA en las últimas elecciones presidenciales.

Y las investigaciones sobre este presunto caso de corrupción que, insisto, es de los más graves que pueden ocurrir en un Estado Social y Democrático de Derecho, apuntan -según el diario "El País"- también que, presuntamente, el gobierno de M. Rajoy concedió un permiso extraordinario de residencia en España a un venezolano que sirvió de confidente a la "policía patriótica" creada por el Ministerio del Interior para fabricar mentiras contra el líder de la formación morada en el famoso informe PISA en la que se acreditaba "falsamente" la financiación de Podemos por el gobierno venezolano de Maduro. Estas informaciones fueron administradas y dosificadas adecuadamente por miembros del gobierno de M. Rajoy y algunos medios de comunicación nos lo han recordado con un video en el que la ex vicepresidente del gobierno, Sáenz de Santamaría, -la misma que ha obtenido un puesto privado en un famosísimo bufete de abogados, que se sintió favorecido por las decisiones de esta misma señora cuando formaba parte de ese gobierno- , restregaba a la opinión pública ese presunto "informe falso" sobre la financiación de Podemos por Venezuela, recordando que eso está castigado en el Código Penal como un delito de "financiación ilegal".

¿A eso dedicaba el dinero público, -dinero de todos los españoles, recordemos- el gobierno de M. Rajoy en momentos en que la crisis económica y las recetas ultra liberales de ese gobierno habían generado mucha desigualdad y pobreza entre la población española? ¿No tienen nada que decir ahora el trío que avala las ideas y recetas económicas y sociales más conservadoras de los últimos tiempos, Casado, Rivera y Abascal? ¿Y esos medios de comunicación de la caverna, no tienen nada que denunciar ante la justicia en estos momentos? ¿No son esas conductas un ataque frontal a los principios y valores de un Estado Social y Democrático de Derecho?

La derecha política española y su entramado social mediático, han demostrado históricamente que cuando pierden el poder lo quieren recuperar a toda costa, sin importarles los medios empleados para ello, porque siempre se han creído dueños del poder por tradición y posición social. Estos sectores de la derecha cavernaria toleran que un gobierno conservador pueda cometer "irregularidades y corruptelas", porque va en la propia esencia del "poder" a lo largo de la historia, pero son "inflexibles" en la denuncia cuando esas mismas corruptelas las cometen gobiernos que consideran enemigos. La corrupción debe ser condenable siempre, venga de donde venga. Eso es, por otro lado, lo que hace unos años decía Rivera, presidente de Ciudadanos, un partido que nació con un acta fundacional en la que se consideraba la corrupción como algo condenable siempre. Parece que ahora no dice lo mismo y quiere blanquear la vasta corrupción que ha habido en los gobiernos del PP, no sólo nacional, sino de otras regiones. Quizá sea porque ahora ellos también están manchados por esa lacra, dado que el "pucherazo" en las primarias del candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León, a las que concurría la ex del PP Silvia Clemente, es una prueba evidente de ello.

¡Qué actual sigue siendo la gran obra de Victor Hugo, "Los miserables", sobre todo cuando hablaba de "las cloacas de París". Una clara metáfora de lo que, a veces, están dispuestos los poderosos y gobernantes para mantener su "statu quo".

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