Los animales empleados como símbolos y alegorías en la alquimia han sido numerosos y diversos: los delfines representaban la suerte, el conocimiento y la amistad; los escarabajos, utilizados como amuletos, fueron el emblema de la resurrección y el poder; las abejas simbolizaban las almas, el trabajo, el amor, la pureza y la inmortalidad; leones y tigres personificaban el poder, la astucia, la fuerza y la inteligencia; los zorros contaban con propiedades positivas como la astucia, la intuición y la agilidad, y negativas tal que la mentira y la avaricia; las águilas y los halcones encarnaban el sol, la espiritualidad, el aire y la vida, lo contrario que las lechuzas, los cuervos y los búhos que además de inteligencia les atribuían las tinieblas y la muerte; la tranquilidad y la constancia fueron características de las tortugas; la mariposa era un compendio de la resurrección y del amor; el cisne el signo de la pureza y la luz; los peces en general hacían alusión a la suerte, al amor y a la intuición; los avestruces se identifican con la verdad y la justicia; el elefante es la imagen de la paz, de la fuerza y de la inteligencia; el pavo real está considerado un animal solar por su cola, relacionado incluso con la divinidad, la inmortalidad, los astros y las fuerzas cósmicas; las patas de conejo, las herraduras de los caballos y los colmillos de los animales son amuletos contra el mal de ojo, que además atraen la buena suerte y protegen contra enfermedades y accidentes; y si los búhos fueron las mascotas de los magos, los ingeniosos y ágiles gatos lo fueron de las brujas.