Con un par de medios campos, para defender y atacar, se hace un campo de baloncesto. Con un par de zonas bajo el aro, con un par de líneas de tiro libre y otro par de líneas de tres puntos. Con un par de tableros, con un par de canastas, con un par de equipos, con un par de aficiones.
Con todo eso, con lo de siempre, se enfrentaban las chicas del basket en un partido en el que el Spar Citylift Uni Girona y el Perfumerías Avenida disputaban la Copa de la Reina, celebrada en Vitoria.
Un equipo, el Perfumerías Avenida de Salamanca, que lleva siendo modelo de cómo hacer buen baloncesto, de cómo ganar con el pundonor que corresponde a este deporte, que se desarrolla con fairplay, con juego limpio.
Miguel Ángel Ortega, el entrenador, tiene algo que decir en estos triunfos. Él declara que ganan porque son un equipo.
El equipo lo construyen quienes lo dirigen, pero también quienes juegan, y ese hacer impregna todo el partido a base de movimiento de balón, de pases certeros, ágiles, rápidos, con las ideas claras, lo que da un ritmo frenético a la final. Las jugadoras ponen todo en el campo: todas las horas de duro entrenamiento, de renuncia a otros tipos de vida, a otros quehaceres menos rigurosos, muerden el polvo y asumen la dureza de todo lo que implica tener más resistencia, más agilidad, más fuerza, más velocidad, más capacidad de leer las jugadas, más defensa, más ataque, suman sus individualidades para trabajar en perfecta unión, y todo ese equipaje es lo que las hace invencibles para ir por delante en todo momento.
Enfrente, un equipo, el Girona, que pelea con garra porque también tiene ansias de copa, y en el que juegan la histórica Laia Palau (cumplirá 40 años y sigue peleando con la misma ilusión que el primer día), Bea Sánchez, (un ejemplo de pundonor en la pista), y la gran Nuria Martínez, ex capitana del equipo charro, que formó parte de la eclosión del baloncesto femenino en nuestra ciudad con tres años de crecimiento ininterrumpido, tras perder la final en 2004 (porque antes de ganar toca trabajar muy duro) inaugurando el palmarés del club en 2005 y 2006. Precisamente en 2005 Nuria fue nombrada mejor jugadora del torneo en un partido en el que, dijo, "superamos lo impensable en una copa llena de imprevistos", y que cualquier persona aficionada a este deporte debería volver a disfrutar si quiere tener o revivir emociones fuertes.
El resultado final, 71-79 a favor de las charras, resume su buen hacer.
El trío arbitral, compuesto por primera vez por tres mujeres, realizó su trabajo como hay que hacerlo: pasando desapercibido. Mejor imposible.
El equipo de Salamanca, formado por Angel Robinson, Adaora Elonu, Jewell Loyd, Krisy Givens, Elin Eldebrink, María Asurmendi, Cyesha Goree, Laura Gil (incansable por el bien del equipo), Belén Arrojo (presente y futuro de nuestro baloncesto), liderado por su capitana (creatividad absoluta) Silvia Domínguez, pasa a la historia. Érika De Souza, con 20 puntos, que hizo un partido memorable, fue nombrada MVP de la final; un trofeo que regó con lágrimas emocionadas.
Las chicas de Perfumerías Avenida han jugado consecutivamente ocho finales de Copa de la Reina y atesoran el record de títulos con ocho triunfos desde 2005. Y su afición, esa Marea Azul de seguidores, ofreció, como siempre, el apoyo incondicional a sus jugadoras. Precisamente tres de ellas, Silvia, Belén y Laura, han formado parte del equipo de la Selección Española de Baloncesto Femenino, recientemente medalla de Bronce en el Campeonato del Mundo 2018.
Seguiremos viendo a su mascota en las competiciones, ese búho del saber. Su capitana, Silvia Domínguez, está dispuesta a volver a Salamanca con más trofeos.
El devenir del baloncesto femenino se empezó a escribir hace muchísimos años, con letras minúsculas, sin apenas figurar en la historia escrita, sin selfies, sin formar parte de los archivos digitales, con mujeres y hombres que ofrecieron su vida y su incansable conocimiento al crecimiento de este apasionante deporte, que tenían claro el objetivo: sumar, que las mujeres se incorporaran a la actividad física, trabajaran en equipo por un ideal común. Y ganaron medallas en confrontaciones que traspasaban fronteras. Cada vez se fueron incorporando más mujeres al oficio de entrenar, personas que no pasarán a los anales de la historia pero que llenaron los colegios de jugadoras y las gradas de afición. Delegados de campo, árbitros, anotadores? ellos y ellas, que fueron uniendo esfuerzos y extendiendo la pasión por este deporte. Con el tiempo se han ido añadiendo personas expertas en preparación física, en fisioterapia? de nuevo, ellas y ellos.
De la siembra de aquel trabajo y de todas las décadas siguientes, el baloncesto cuenta a día de hoy en España con el mayor número de niñas, chicas y mujeres federadas (118.260, el único deporte con más de 100.000 en nuestro país). Esta es la otra copa, la que no se ve, el trofeo del que no se habla, que no se fotografía, pero que está ahí. Porque el juego de la vida, no se gana con atajos. Se gana haciendo puntos, tiro a tiro, sumando esfuerzos, haciendo equipo. Con un par. Con un par de tableros, con un par de canastas.
Dedicado a todas las niñas, adolescentes y mujeres que, practicando deporte de forma anónima, han contribuido a situar el deporte femenino español en las altas cotas de reconocimiento internacional en que se encuentra.