Ya saben ustedes que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. De lo mejor hemos escrito aquí muchas veces; y lo seguiremos haciendo. Pero asisto alarmado por la cantidad de odio que hay en España, a juzgar por lo que dicen tantas personas en las redes sociales, en las manifestaciones y hasta en el parlamento. Y aun es peor, en no pocos casos, abochornado e indignado (es la emoción más relacionada con la justicia) por lo que hacen.
Algunos ejemplos: los delitos de odio han amentado mucho en el último año, acaban de aparecer colgados muñecos de políticos en Cataluña, un supuesto artista hace una estatua del rey y la vende con la condición de que la queme el comprador, algunos locutores de la radio insultan todos los días, "que se pudran en la cárcel" se grita en las manifestaciones, etc. (Siga usted poniendo ejemplos, si tiene humor para hacerlo).
¿Y en el parlamento? No todos son iguales; pero el gobierno intenta gobernar sin parlamento seleccionando sus acciones para hacer campaña electoral y, entre los parlamentarios, los demagogos y los que insultan no son una excepción. Ellos que deberían ser un ejemplo de buena educación y cortesía parlamentaria. El castellano es muy rico y se puede criticar y ser duro sin insultar. ¿Saben que el castellano también se puede usar para razonar, en lugar de usarlo para darse coba y ofrecernos por su "gracia" la salvación?
Antes de que acabe el juicio por el proceso independentista, los políticos de izquierda ya han prometido de forma velada indultos (quieren que los enjuiciados sigan siendo sus socios) y los de centro y derechas exigen que cumplan todas las penas. ¿Esto es tomarse en serio el sistema judicial? No sería más sensato esperar a las sentencias y después hablar de este tema. Seguro que usted sabe por qué unos y otros hablan ya tanto de este tema.
De razonar sobre el proceso y su posible resultado podrían decir algo así, creo yo: (a) "si no les condenan no necesitan indulto; (b) si les condenan y se arrepienten con palabras y hechos, después de un cierto tiempo, se podría pensar en un indulto; (c) si les condenan y no se arrepienten con palabras y hechos, no debiera ser indultados.
Nunca pensé que yo llegaría a escribir lo siguiente: gracias al Rey, yo que no soy monárquico, por su educación y firmeza democrática, gracias al Supremo y al buen hacer de su Presidente, y gracias a las Fuerzas de Seguridad.
¿Hay alguien ahí? Gritaba, con razón, Alfonso Guerra, hace poco. Yo creo que sí, don Alfonso: el Rey, el Supremo y las Fuerzas de Seguridad ¡Vivir para Ver!
Félix López Sánchez