La tendencia de cara a los próximos años es que la natalidad siga decreciendo ya que no se ha propuesto ningún plan desde las instituciones públicas para contribuir a esta tendencia
El INE, Instituto Nacional de Estadística, dio a conocer los datos sobre los cambios en la demografía española a lo largo del año 2018, tanto en el apartado de defunciones como de nacimientos. El registro volvió a ser negativo ya que se contabilizó la muerte de 226.843 personas y el nacimiento de 179.794, que deja una diferencia negativa de casi 50 mil personas. Esta estadística nunca ha sido tan baja desde 1941, año en el que el INE recogió por primera vez datos sobre estos fenómenos demográficos.
El número de nacimientos en España ha descendido por décimo año consecutivo, indicio de que la sociedad actual cada vez puede permitirse menos tener hijos y mantenerlos por el estilo de vida que llevan todos sus integrantes. La estabilidad laboral es gran culpable de ello ya que no tener un empleo fijo reduce las posibilidades de plantearse tener un hijo. Los nacimientos por parte de madres extranjeras suponen el 20% de la cifra total de natalidad, reflejando la importancia que tiene la inmigración en estas cifras ya que sin ella el crecimiento vegetativo sería aún más negativo.
Un dato curioso sobre el informe del INE es que pese a la bajada de la natalidad la población española sufrió un aumento de 110.260 personas respecto al año anterior. Esto hace que la preocupación por la menor cifra de nacimientos sea menor, pudiendo conformarse con un pequeño crecimiento de las personas que residen actualmente en España. En relación a las comunidades autónomas, Canarias es el lugar donde la población ha aumentado más y Asturias es la comunidad más afectada por el reducido número de nacimientos.
Tras analizar todos estos datos, hay que destacar que España es el tercer país de la UE con menor natalidad, solo por detrás de Italia y Grecia, según los datos publicados por Eurostat. Irlanda es el país con más natalidad, seguida de Suecia, Reino Unido y Francia. La razón principal es económica, la natalidad está altamente relacionada con la renta de cada país ya que en los países con las rentas más altas el número de nuevos nacimientos no deja de crecer cada año.
A la hora de decidir si tener un bebé o no, las personas se lo piensan mucho más hasta encontrar una pareja estable con la que tener planes de futuro y contar con un trabajo que permita una libertad económica suficiente para hacer frente a todos los gastos que supone tener un hijo. Además, en los últimos tiempos las empresas contratan cada vez menos embarazadas y esto puede ser un nuevo miedo a la hora de buscar descendencia.
Pese a la bajada de la natalidad durante cada año, la venta de productos enfocados a los bebés sigue creciendo. Según cifras de la Asociación Española de Productos para la Infancia, la facturación en el año 2018 fue de 1.224 millones de euros, un aumento del 1,5% con respecto al año anterior. El sector sufre claramente un crecimiento sostenido cada año y es curioso que no afecta la considerable bajada de la natalidad.
Gran parte de las ventas de productos enfocados en el público infantil provienen de exportaciones, hasta un 51,4% proceden de fuera de España. El ritmo de vida actual hace que los productos más vendidos sean los que dan la posibilidad de transportar de forma sencilla a los bebés, algo muy necesario actualmente al tener que conciliar la vida laboral con la familiar. Las ventas del sector siguen creciendo pese a que la situación no sea la ideal para ellos, hay que destacar que la industria se encuentra en plena crisis económica y los movimientos demográficos tampoco ayudan a la causa.
La tendencia de cara a los próximos años es que la natalidad siga decreciendo ya que no se ha propuesto ningún plan desde las instituciones públicas para contribuir a esta tendencia. La evolución de la sociedad ha llevado a que esto cada vez sea algo más común y no se frene a corto plazo.