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Me asquea escuchar los discursos electoralistas que nos dibujan un futuro de perfección.
Aquellos que han tenido la oportunidad de cambiar las cosas, y no lo han hecho, nos prometen que con ellos todo irá mucho mejor.
Las gentes les creen, quieren creerles. Y yo no hago más que imaginar que nos tratan como a peleles, como a simples depositarios de su confianza y de sus votos.
Me asquean todos esos politicastros.