Alfonso Fernández Mañueco y Javier Iglesias, presidentes regional y provincial del PP respectivamente


OPINIóN
Actualizado 19/02/2019
Redacción

Suprimido lo de eventual, continuamos por Salamanca y Burgos la somera relación de los actuales diputados y senadores del PP que, Pablo Casado mediante, tienen todas las papeletas para resultar damnificados por el adelanto electoral.

En Salamanca cuentan que el presidente provincial del partido y de la Diputación, amén de senador, Javier Iglesias, ha entrado en pánico. Y el sabrá los motivos. Es verdad que no fue el único, pero sí el dirigente provincial que más se significó en su momento contra Casado en su pugna con Soraya Sáez de Santamaría. Y sabiendo como se las gasta el palentino, teme con razón que desde Génova se le pase ahora la correspondiente factura, máxime cuando en su día y gracias al pasotismo de Juan Vicente Herrera y de Mariano Rajoy, se valió de la presidencia provincial del partido para agenciarse tan abusiva acumulación de cargos en su discreta persona.

En este trance a Iglesias no le ampara, sino que puede que todo lo contrario, su estrecha vinculación con Alfonso Fernández Mañueco, ya que una cosa es que Casado, para no liarla, no haya querido remover al candidato a la presidencia de la Junta y otra muy distinta que a todos sus compadres políticos -salvo la excepción ya apuntada de Martínez Maillo- les vaya a salir gratis su pasado fervor sorayista. Por de pronto, Iglesias se va a caer de la nueva lista al Senado y tampoco tiene garantizada la posibilidad de repetir -siempre que los resultados, claro está, lo permitieran- en la presidencia de la Diputación.

En vista de lo anterior, el multiatareado político salmantino se está planteando mudarse a la candidatura autonómica por Salamanca, en la que quedará, entre otros, el hueco a dejar por la consejera de Cultura del gobierno zombi, Josefa García Cirac. Pero nada le garantiza a Iglesias que Casado no se interponga también en ese objetivo, ya que se da por descontado que Génova mirará con lupa las listas de aspirantes a procuradores de las Cortes, como de hecho hizo con ocasión de las pasadas elecciones en Andalucía, donde purgó a unos cuantos sorayistas de pro para colocar a los que, directamente o vía María Dolores de Cospedal (caso este último del ex ministro Zoido), contribuyeron a auparle a la presidencia nacional del partido.

En Burgos el casadismo tiene dos bastiones con nombre de mujer: la sempiterna diputada Sandra Moneo y la senadora Cristina Ayala. Lo normal es que la primera arrebate la cabeza de lista al Congreso a Jaime Mateu, quien tendrá que resignarse a ir de número dos, que en esta ocasión no tiene el escaño garantizado, o aceptar un puesto en la lista del Senado. En cuanto a Ayala, que sería candidata idónea para sustituir a Herrera al frente de la candidatura autonómica, no parece que, una vez que ha fijado su residencia en Madrid, aspire a otra cosa que a permanecer en su plácido escaño del Senado.

Y otra posibilidad nada descartable es que el ex tantas cosas (ministro de Trabajo, alcalde de Burgos, diputado del Congreso, procurador, vicepresidente de la Junta?), Juan Carlos Aparicio, alias "el abisinio", recién reincorporado a su puesto laboral en la patronal burgalesa tras haber sido cesado como consejero de Indra, regrese a la política -si es que alguna vez se había llegado a ir- reenganchándose como candidato al Senado. Obviamente, ello sería a costa de uno de los otros dos actuales senadores, Begoña Contreras o Arturo Pascual, quienes ya están en riesgo por el posible trasvase de Mateu a la lista de la Cámara Alta. (Continuará)

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