El corazón en lo alto
para todos los días mortales
que nos quedan,
Princesa.
SONRISA
Regálame una sonrisa,
injértamela con tus muchas
bendiciones, viviendo
a la par,
sin tropezar con nadie,
sin encogernos
de miedo.
Ampárame
con esa sonrisa que me
ancla a ti
y me recuerda que juntos
hemos sobrevivido
todo este tiempo.
Una y otra sonrisa,
y nada más.