El gran fadista, que cumplirá en diciembre 80 años, realizará una gira de despedida que culminará en noviembre en los Coliseos de Oporto y Lisboa
La gran figura del fado, Carlos do Carmo, ha hecho público en un comunicado su decisión de dejar los escenarios a finales de 2019, año en que cumplirá 80 años. Tras más de 55 de carrera, el fadista se despedirá del público en dos grandes conciertos que dará en el Coliseo de Oporto (el 2 de noviembre) y en el Coliseo de Lisboa (el 9 de noviembre). Para ambos espectáculos ya se encuentran las entadas a la venta.
Asimismo, ha anunciado que a finales de año sacará un nuevo y último disco, con temas originales. También visitará Brasil, Estados Unidos, "y daré conciertos un poco por todos lados", ha declarado a Radio Renascença.
"Éste será el año de la despedida, sin amargura, con mucha gratitud hacia todas las personas que me han dado, a lo largo de la vida, tantas alegrías y tanta generosidad", ha manifestado el fadista lisboeta.
Carlos do Carmo ganó en 2014 el Grammy Latino a la excelencia musical y la canción Fado da Saudade, de Fernando Pinto do Amaral, e interpretada por él, ganó un Goya a la Mejor Canción Original en la película Fados (2007) de Carlos Saura.
Contribuyó a promocionar la candidatura del fado portugués a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que fue finalmente reconocido por la Unesco en 2011.
Se puede decir que Carlos do Carmo (Lisboa, 1939) es cantante de fados por el azar de la vida. Su destino, su fatum no parecía ser ese, pero la repentina muerte de su padre lo sorprendió cuando estaba estudiando en Suiza, en 1962, y tuvo que regresar a Lisboa para hacerse cargo del negocio familiar, la casa de fados Faia, en el Barrio Alto, abierta por su madre, Lucília do Carmo, también fadista de reconocido prestigio.
A partir de ahí comenzó a cantar en el local y el público alabó su propio estilo y buen gusto. En 1969 grabó su primer disco, que también tuvo una gran acogida. Algunos de sus álbumes han pasado a la historia del fado, como Um homem na Cidade (1977) y Dez Fados Vividos (1978), donde se encuentran algunas de sus míticas canciones como O Cacilheiro, Fado Varina, O Homem das Castanhas, Lisboa Menina e Moça o Morrer é Partir um Pouco.
Artista reconocido internacionalmente, representó a Portugal en el Festival de Eurovisión en 1976 y ha cantado en múltiples ocasiones en alguno de los 'templos' de la música como la sala Olympia de París o la Alte Oper de Frankfurt.
Hace unos años su salud se resintió por un aneurisma y desde entonces redujo el número de conciertos. "Ochenta años es una edad. Hay personas que tienen la capacidad de durar cantando hasta los noventa, hasta los cien?No es mi caso", ha dicho durante el anuncio de su retirada.
Carlos do Carmo, como suele suceder con los clásicos, es un moderno, un visionario que valora la fusión y la versatilidad de los nuevos intérpretes de fado, para quienes él es un referente. Es un tradicionalista acogedor del cambio, que ha definido el fado como "algo misterioso que logra dejar un mensaje de amor, alguna esperanza. Esa idea que se tiene fuera de Portugal de que el fado es sufrimiento y dolor, me resulta insoportable".
Se ha dicho de él que canta las palabras y habla las músicas. En el año en que se cumplirá el vigésimo aniversario de la muerte de Amália Rodrigues, la gran diva del fado, fallecida en octubre de 1999, otra gran figura del género anuncia su retirada. Nos deja aún con más saudades, pero solo podemos decir obrigado! Y disfrutarle, por ejemplo, a través del homenaje que le rindieron 35 cantantes portugueses de todos los géneros en 2014, por iniciativa de Radio Comercial, con ocasión de la concesión del Grammy, y hacerlo mediante su canción más emblemática, la que ensalza a esa ciudad, su ciudad: Lisboa Menina e Moça.