OPINIóN
Actualizado 10/02/2019
José Antonio Mirón

Constituye actualmente la mayor preocupación individual relacionada con la Salud. Este grupo de enfermedades supone la mayor amenaza para nuestro Bienestar y nuestra supervivencia porque siendo una enfermedad crónica curable es la segunda causa de muerte con 111.000 muertos en 2017(26%); pero constituye la primera causa de muerte prematura, aunque se ha aumentado su supervivencia por encima del 50%. Por tanto, su diagnóstico no equivale a una sentencia de muerte. Se tiene que seguir insistiendo en su prevención porque entorno a este grupo de enfermedades, existen muchos mitos, miedos e incertidumbres que entorpecen la respuesta de la población y, se perjudica la prevención y la efectividad del diagnóstico precoz cuando la enfermedad ha aparecido.

La falta de alfabetización y educación sanitaria de la población ha creado un entorno social inadecuado para responde de manera preventiva contra esta enfermedad. Existen medidas preventivas que se pueden aplicar para no dejar que aumente su incidencia. Es decir, se puede realizar mucho más, por parte de todos y, sin excesivos esfuerzos, empezando por evitar el consumo de tabaco y alcohol. Estos dos hábitos tóxicos se asocian a varias neoplasias, el tabaco a 6, pulmón, boca, laringe, faringe esófago y páncreas y, el alcohol a 7 boca, laringe, faringe, esófago, colon y recto, hígado y mama. Razón por la cual el cáncer sigue aumentando su frecuencia y, se ha duplicado en los últimos años en las mujeres. Esto indica que esta enfermedad no se afronta desde la prevención y, la racionalidad cuando su prevención se deja en manos del sistema sanitario mediante el diagnóstico y el tratamiento precoz. Acciones que están condicionados por la demora diagnóstica, que depende de paciente y, de los médicos y del sistema sanitario porque se debe diagnosticar mediante pruebas adecuadas.

Las evidencias científicas y el aumento paulatino de los éxitos en términos de supervivencia nos indican que es una de las enfermedades crónicas curables, para la que existen muchas medidas preventivas asociadas a un estilo de vida saludable. Por tanto, hace falta más responsabilidad y compromiso con uno mismo y con la prevención para evitarlo y reducir su incidencia. Es decir, disminuir la probabilidad de padecer Cáncer. Para ello, se deben seguir las medidas preventivas establecidas en el Código Europeo contra el Cáncer cuyos consejos y recomendaciones son: No fumar, hacer del hogar un lugar sin humo, limitar el consumo de alcohol y bebidas alcohólicas, comer saludablemente -cereales integrales, legumbres, frutas y verduras, evitar la carne procesada y limitar los alimentos hipercalóricos-. Por último, participar y colaborar activamente en los cribados de mama y cuello de útero las mujeres y, colon las mujeres y los hombres.

En mi opinión, el Cáncer debe afrontarse siendo conscientes de que hay que empezar por la prevención para reducir su incidencia y frecuencia y, cuando esta falla o no ha existido, actuar desde la confianza en los profesionales del sistema sanitario porque hay que seguir mejorando su diagnóstico y tratamiento precoz para mejorar su supervivencia y, la calidad de vida en cada vez más casos y, en más tipos de cáncer.

JAMCA

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