"He visto un gran prodigio", dijo la esposa a su esposo. "Cuando el niño llora, un águila baja a la tierra, se inclina sobre él y lo calma acariciándolo con las alas. Ven también tú y verás".
Pero el hombre, un tipo huraño y desconfiado, no le dio crédito; aunque siguió a la mujer, llevaba consigo un arco con flechas. Escondido entre la maleza, vio venir el águila y posarse sobre el niño que lloraba. Entonces enfiló en el arco una flecha y la lanzó, tomando de mira al pájaro. Pero precisamente en aquel momento, el águila se desvió a un lado, y la flecha atravesó al niño.
Fue este el primer asesinato. De hecho, el águila era una criatura buena, que intentaba hacer el bien al niño. Pero el padre no creyó en la bondad de las criaturas. Atormentado por el remordimiento, esparció la maldad a su alrededor, tanto que otros se volvieron malos y empezaron a matarse entre ellos. (Resumen de un cuento africano).
Es vital para nuestro mundo el que confiemos en los otros, en su inocencia. Podríamos optar por ver nuestra familia, trabajo?por la ventana del amor, en lugar de percibirlos por la ventana del odio, venganza, pensamientos negativos.
El mundo es el resultado de nuestras fantasías. Lo que proyectamos es lo que percibimos.