La suelta de tres palomas como símbolo del deseo de paz en el mundo fue uno de los actos más emotivos del día
Los vecinos de La Fregeneda celebran un año más la tradicional Fiesta de Las Candelas con los habituales actos religiosos en honor de Nuestra Señora de la Paz y de San Blas y con las salidas al campo para comer el hornazo.
Al mediodía de este sábado, 2 de febrero, en la iglesia parroquial se celebró una misa solemne en honor de Nuestra Señora de la Paz, oficiada por todos los sacerdotes del Abadengo. La ausencia de madrinas este año se palió con la colaboración de los vecinos que arroparon a la Virgen tanto en la misa como en la posterior procesión con la imagen de la Virgen de la Paz por las calles del pueblo.
Al inicio de la procesión, en la plaza de la iglesia se vivió uno de los actos más emotivos del día con la suelta de tres palomas como símbolo de deseo de que la paz reine en el mundo. Lucia Gorjón y la pequeña Mirian Santano abrieron la cesta donde reposaban las aves que, una vez libres emprendieron el vuelo ante la imagen de la Virgen. Este tradicional acto, que prepara año tras año Luci, fue vivido con especial emoción por Miriam, que vio cumplido uno de sus sueños.
De regreso ya en el templo, Nuestra Señora de la Paz fue despedida con el canto de la Salve.
HORNAZOS
Una vez finalizados los actos religiosos, lo vecinos de la Fregeneda de todas las edades cumplieron con otra de las tradiciones de la fiesta de Las Candelas saliendo a comer al campo, en un día soleado pero frío. La estación de Valdenoguera, la Peña Redonda, el entorno de Vega Terrón y otros parajes han acogido a familias enteras y grupos de amigos que han comido el tradicional hornazo, además de asados, queso, embutidos y otras delicias gastronómicas.
Por la noche, jóvenes y menos jóvenes disfrutarán con la verbena que animará la orquesta Malibú a partir de las 22,30 horas, en el centro municipal.
La primera fiesta del año de La Fregeneda continuará mañana domingo, 3 de febrero, con la celebración de la misa en honor a San Blas, además de la tradicional bendición de gargantillas y la procesión del Santo.
Después de los actos religiosos, los vecinos volverán a salir al campo a comer el típico hornazo y otros manjares.