Tras unos días en los que la tensión por el conflicto de los taxis ha sido protagonista, amenazando en Madrid con bloquear la entrada a la Feria Internacional de Turismo (Fitur) y desbaratar su desarrollo, finalmente esta se pudo inaugurar y desarrollar sin ningún tipo de problema.
Y este año en Fitur, como viene siendo habitual, no han faltado a la cita todos los políticos habidos y por haber que, en buena parte de los casos (por no decir en la gran mayoría), han acudido con el objetivo de hacerse unas cuantas fotos para la galería, es decir, por puro 'postureo', con la vista puesta en las elecciones de mayo, para la que parecen estar ya en plena campaña.
Como consecuencia de ello, no han faltado titulares y páginas en los periódicos, en los que a los diversos políticos (especialmente a los 'primeras espadas'), se les ha tirado flores por hacerse una simple foto en un determinado stand (por ejemplo, en los que posee la provincia de Salamanca), como si con ello estuviesen realizando un gran esfuerzo para el desarrollo de una determinada ciudad o provincia.
Y he aquí en lo que me gustaría hacer hincapié, pues esos mismos políticos que acuden a la foto por sentirse en plena campaña electoral (va especialmente por PP y PSOE, para qué nos vamos a engañar) son los mismos que, en el caso de Salamanca, han venido rechazando en las Cortes o en los debates de presupuestos las solicitudes presentadas que pedían ciertas inversiones que se antojan vitales para algunas comarcas, como la electrificación de la vía férrea Salamanca-Ávila, esencial para el área de Peñaranda de Bracamonte.
Y es que, de nada sirve hacerse una foto en el stand de Salamanca, de Guijuelo o de Béjar, si luego se rechazan las solicitudes para dotar de una cantidad suficiente para acometer el arreglo integral de los tramos de las autovías A-62 y A-66 que se encuentran en mal estado, y que dan servicio a dichas localidades.
En este sentido, resulta en cierto modo indignante que buena parte de nuestros representantes no sean capaces de presentar iniciativas a favor de Salamanca (y que rechacen incluso algunas que se presentan, por el mero hecho de no ser iniciativa suya), y a la vez no tengan reparos en presentarse a darse baños de multitudes en los puestos de Fitur, como si hubiese algo que agradecerles, por mucho que 'los suyos' sigan en un bucle de peloteo y aplauso para con quienes están enterrando las esperanzas de futuro de nuestra Salamanca.
Y es que, buena parte de los representantes políticos que se han paseado por los stand salmantinos de Fitur, son los mismos que se jactan en algunos discursos de luchar contra la despoblación y, a su vez, no ponen encima de la mesa planes reales contra ella, torpedeando además las enmiendas o propuestas que se plantean para abordar dicho problema que amenaza la propia existencia futura de nuestro medio rural.
En definitiva, aunque para el público general Fitur es un gran escaparate para obtener información turística de las diversas zonas de España y del mundo, en el ámbito político es pura fachada, un escaparate cargado de postureo y sin más recorrido que el de obtener varias fotos, aplausos y titulares para los políticos de turno.