Los intereses particulares nos separan, el trabajo que supera las injusticias camina en la línea de la unión
Hoy se da fin al Octavario o Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra en todo el mundo por las iglesias o comunidades cristianas de todas las denominaciones: católicos, protestantes, ortodoxos?
El proceso de la separación entre las diferentes iglesias viene de muy lejos. El momento determinante de este problema en los tiempos modernos tuvo lugar a la hora de la separación entre las iglesias de oriente y occidente, por obra de los patriarcas de Constantinopla Focio y Miguel Cerulario, en los siglos IX y X. Luego vendría toda una corriente de separaciones a lo largo del siglo XVI, que tomaron cuerpo con la acción de Lutero y Calvino.
Diversos intentos de recuperar la unidad han resultado fallidos. Pero en los últimos tiempos, y especialmente a lo largo del siglo XX, ha comenzado a crecer la inquietud por el mantenimiento de la desunión y se han puesto en marcha diversas iniciativas. Entre ellas esta práctica, ya consolidada en todo el mundo, de dedicar ocho días a la oración por la consecución de la unidad tan deseada por las iglesias y, sobre todo por el mismo Cristo, que llega a orar en la última Cena antes de su pasión, deseando "que todos sean uno, para que el mundo crea" (Jn 17,21).
Esta conciencia de estar incumpliendo el mandato de Cristo ha dado lugar a diversas iniciativas de encuentro entre grupos de las diversas denominaciones, que incluyen la reflexión teológica buscando el encuentro doctrinal, la oración particular y conjunta para suplicar a Dios que nos ayude a superar nuestras divisiones, y también la búsqueda de posturas comunes ante las injusticias y todo tipo de males que amenazan nuestro mundo.
En el camino, nació el Consejo Ecuménico de las Iglesias, con denominaciones protestantes, ortodoxas, anglicanas y otras, siendo invitada también la Iglesia Católica como observadora, y también, después del Concilio Vaticano II se creó al interior de la Iglesia Católico-Romana el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Ambas instituciones decidieron en 1966 preparar un texto común para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que venía celebrándose ya a nivel particular desde 1908.
A partir de 1975 empezaron a encargar la elaboración de los textos para la celebración de las oraciones a algún grupo local. Al primer grupo al que lo encargaron fue un grupo ecuménico de Australia.
Para este año, el encargo se le hizo a un grupo de representantes de las diversas comunidades cristianas de Indonesia. El tema elegido por ellos y adaptado a los diferentes días de la Semana se expresa en el texto que recoge el cartel anunciador de este año: "Actúa siempre con toda justicia", texto tomado del libro bíblico del Deuteronomio (Dt 16,20).
Comprometerse conjuntamente en la promoción mundial de la justicia, da eficacia y autenticidad al deseo de unidad y a la oración que realizamos. Los intereses particulares nos separan, el trabajo que supera las injusticias camina en la línea de la unión. La oración de este año trata de promover el "Compromiso por la justicia, la misericordia y la unidad".
En Salamanca, las oraciones de la Semana de la Unidad se han ido celebrando en diversos medios eclesiales e intercristianos. La Semana comenzó con una oración ecuménica al estilo de Taizé en la iglesia de los religiosos carmelitas calzados. También varias casas de religiosas han acogido esta oración: las Oblatas de Cristo Sacerdote y las Esclavas de la Calle Azafranal. La parroquia de María Auxiliadora tuvo la celebración de la Eucaristía por la Unidad. Y también la Universidad Pontificia se unió a las oraciones por la unión con una conferencia impartida por un obispo de rito bizantino de Grecia y con una oración ecuménica.
La Semana ha sido promovida y participada por la diócesis de Salamanca, por la parroquia ortodoxa rumana y por la iglesia española reformada episcopal. La conclusión de la Semana tendrá lugar esta misma tarde en la Catedral Vieja y estará presidida por el señor obispo, Don Carlos López.
Esperamos que, con los gestos de unidad y de justicia, podamos ir adelantando en la unión, no sólo de las comunidades cristianas, sino también de los diversos espacios de convivencia en los que cada uno estamos implicados.