OPINIóN
Actualizado 25/01/2019
Teresa Marcos Domínguez
¿Quién era?, no era musa,
y si, era hermosa...
mas podría ser las dos cosas:
y ella era, sólo una rosa,
que, fresca y lozana...,
asomó una mañana temprana.
De textura delicada,
se hacía fuerte y vigorosa;
su color era más profundo...
y a la vez su aroma...,
¡respirando su olor!
se hacía notar mejor.
Nació después del alba,
y, con la aurora se abrió
benéfica se ensanchaba...
con toda su fuerza y vigor,
su perfume derramaba...
y su color... alegraba.
Con su color ardiente,
tan roja se exhibía...,
desplegando sus pétalos
tan fresca ella existía;
y, hermosa... aparecía,
ya, cuando entraba el día.
En aquel día suspenso,
del rosal... asomaba,
ella perfumaba y alegraba.
Con la aurora... apareció.
Y el rocío, sobre ella cayó
que, más tarde el sol reflejó.
La rosa fuerte y vigorosa,
orgullosa, "estaba sola",
sola, por ser la primera
y era tan hermosa... que,
gozaba de ser bella;
y aunque sola, feliz era.
La rosa muy bonita,
cual rojo... terciopelo
estaba en su sazón...,
sin duda, era pura ilusión;
sonrisa... desprendía,
y cada día llamaba atención
siendo solo una flor.
Del libro 'La llave del silencio'
Teresa Marcos Domínguez


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