Por motivos de conveniencia de horarios, últimamente sigo las noticias por la Sexta, con más frecuencia que por otros canales; pero tengo la impresión de que mis reflexiones a propósito de los programas informativos de la Sexta sirven en términos generales para el resto de los canales.
El sábado pasado, con mi crónico y desgraciado deseo de informarme de qué pasa en nuestro país y en el resto del mundo, puse el telediario de la Sexta, de las 14h y me encontré con las dos siguientes primeras "noticias", que ocuparon la ¡primera media hora!: la celebración de la elección del nuevo presidente de la Comunidad autónoma de Andalucía y, como segunda noticia, las tareas de rescate de Julen, el niño que, va a hacer una semana cuando escribo este artículo, que cayó al pozo en el pueblecito malagueño de Totalán. Después de esa primera media hora, tres preguntas ocupaban mi mente y un extraño sentimiento de aislamiento. Las tres preguntas eran:
¿Por qué los resultados electorales de Andalucía ocupan tantísimo espacio informativo (como jamás un cambio en el gobierno de ninguna comunidad autónoma española ha tenido), en un canal televisivo que no parece ser propiedad de la coalición de los tres partidos derechistas ganadores?
Segunda pregunta: ¿Quién decide en ese Canal y con qué objetivo emplea tanto material informativo SOBRE LOS NUMEROSOS RECURSOS QUE SE ESTÁN UTILIZANDO PARA LLEGAR al cuerpo del pequeño Julen? ¿Por qué se han utilizado tantas horas de información desde que el domingo 13 se produjera el desgraciado accidente, omitiendo siempre la tristeza colectiva (al menos yo nunca la oí) ante la obviedad ( también omitida) de que, pasados los tres o cuatro primeros días, lo más probable era que el niño hubiera ya fallecido?
Tercera pregunta: ¿Por qué diariamente convierten los telediarios en una crónica de sucesos, casi siempre violentos, completada con todos los entresijos de las múltiples tramas de corrupción y últimamente también con los espionajes de unos contra todos los otros "poderosos"? ¿Ese es el concepto de libertad de prensa y objetividad informativa que tiene ese y casi todos los canales? Como decía un amigo el otro día "¿Es que no hay ni una maldita buena noticia en este país?".
El sentimiento que me invadía después de esta media hora de intento de saber qué ocurría en mi país y en el mundo era el de una claustrofóbica soledad e impotencia al no haber logrado escuchar ni una noticia nacional ajena a nuestros políticos, ni ninguna noticia de fuera de nuestras fronteras. Mi paciencia, cada vez más debilitada con las televisiones, me hizo una vez más apagar el aparato y quedarme con la frustración que, estoy seguro, una gran parte de la población siente ante esta pobre y aldeana información de la televisión española.