Disfrutamos de un gran país que ha desarrollado importantes avances en materia social; tanto en personas mayores como en personas vulnerables; pero en los momentos sociopólíticos que vivimos conviene reflexionar y analizar la situación y las situaciones con perspectiva retrospectiva y global porque si no es así pueden producirse efectos adversos y retrocesos en lugar de avances. Esto puede pasar en relación con el tratamiento educativo de las Personas con Discapacidad Intelectual (PcDI). Estas personas tienen los mismos Derechos, por equidad y justicia, que los demás grupo sociales y, por tanto las Administraciones Públicas están obligadas a procurar y fomentar porque constituyen un grupo de personas con especial vulnerabilidad, por su situación de incapacidad y, falta de competitividad. Además, sus Derechos están reconocidos desde 2006 por la ONU a través de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. La mayoría de los profesionales saben que se trata de un grupo amplio de personas que padecen distintos tipos de discapacidad, física, sensorial e intelectual y, mixtas. También es fácil de observar que en los diversos tipos de discapacidad existe una gran diversidad y, una gran variabilidad en su funcionamiento, según habilidades y capacidades. Por este motivo, a la hora de tomar decisiones para cubrir sus necesidades no es adecuado meter a todos en el mismo saco y, mucho menos incluirlos a todos en modas o movimientos como la Educación Inclusiva. Dinámica educativa que hay que fomentar en el sistema educativo para con las PcD; pero no todas las PcD Intelectual son iguales y, no a todas les está indicado el sistema educativo ordinario por muchas razones; pero sobretodo porque en el sistema educativo hay pocos centros que puedan desarrollar y aplicar los principios, procesos y métodos de la Educación Inclusiva efectiva, por falta de medios y recursos y, por carecer de profesionales formados y, competentes.
El Sistema Educativo español necesita cambios; pero sobre todo es una prioridad realizar una reforma integral e integradora y consensuada a nivel nacional para dar Valor y Continuidad a la Educación y, al esfuerzo y el mérito en el proceso educativo. Es tan prioritario este tema, que hacer proclamas y dinámicas sociopolíticas sobre la Educación Inclusiva es hoy por hoy contraproducente dada la problemática general existente. Por este motivo y algunos otros, tratar de cerrar los Centros de Educación Especial donde hay unas 35.000 Personas con Discapacidad Intelectual es una barbaridad social. La filosofía y movimiento de la Educación Inclusiva de la que formo parte como docente no debe servir para dinamitar los avances conseguidos con la diversidad de centros y servicios ofertados para la educación especial y, que suponen para muchas PcD Intelectual una oportunidad de adaptación, formación e integración al mejorar su Bienestar y Calidad de Vida.
Desconozco las razones del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) para pedir el cierre de estos centros de educación especial y la transferencia de sus recursos a los colegios ordinarios. En mi opinión, esto forma parte del sesgo que algunos tienen al observar y valorar la diversidad y, la variabilidad de las Personas con Discapacidad Intelectual. Personas que necesitan la Educación y una formación en habilidades que les permita su adaptación a la compleja sociedad en la que no tienen valor, los Valores Humanos.
Un país moderno y comprometido con el desarrollo individual y colectivo debe apostar por una Educación Inclusiva personalizada, preventiva frente a los riesgos de abusos y acosos, predictiva en igualdad de oportunidades y, participativa y humana para fomentar la inclusión efectiva y, la integración social de las Personas con Discapacidad Intelectual.
Por tanto, no cabe otra que poner en Valor lo que tenemos y, procurar mejorar la diversidad de los recursos dentro de un proyecto educativo institucional porque las PcD Intelectual necesitan recursos materiales que permita a los profesionales adaptar el proceso de enseñanza-aprendizaje a su diversidad funcional. Es decir, las Personas con Discapacidad Intelectual lo que necesitan es efectividad y afectividad, individual y social y, menos discursos y soflamas.