Mágicos Reyes:
Sin esperanza alguna de ver cumplidos mis deseos, os escribo un año más mi carta de anhelos, pidiendo destierro para quienes se dedican a rapiñar ilusiones de los vecinos y quitarle caramelos de la boca a los necesitados de amor.
Os pido patear con vuestros camellos las limusinas de quienes desprecian a sus prójimos y clavar en las puertas de los violadores, explotadores, depredadores y estafadores, sentencias ejemplares.
Os pido que no enviéis los pajes a casas con dinteles marcados por la insolidaridad.
Os pido sueldos dignos para trabajadores y estables contratos para desempleados.
Os pido viviendas para los desahuciados donde puedan abrigarse con sus familias.
Os pido que la honestidad política nos redima de politiqueros y electoreros.
Os pido regidores inteligentes, generosos, honrados y prudentes.
Os pido que el interés común prime por encima de los beneficios personales.
Os pido que el sectarismo se convierta en falsa leyenda urbana.
Os pido retirar de la educación a los domadores y a los culturetas de la cultura.
Os pido desigualdad para los que niegan la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos.
Os pido erradicar la epidemia de nepotismo y amiguismo en la gestión pública.
Os pido deportación para los especuladores de la miseria y los usureros.
Os pido espacio para todas las religiones y para los descreídos en un Estado aconfesional.
Os pido información objetiva y veraz en los medios que se dedican a ello.
Os pido dirigentes acreditados, con mérito y capacidad para ello.
Os pido una sanidad pública sana, saneada y sanadora.
Os pido páginas excarceladas, micrófonos abiertos y pancartas libres.
Os pido pensiones decentes para quienes han sudado ya lo suyo.
Os pido confinamiento para trileros políticos, cínicos, embaucadores y charlatanes.
Os pido, en fin, que por un día nos hechicéis con vuestra magia, contagiándonos un estado de delirio transitorio que nos permita soñar ilusionados con vivir en un país próspero, esforzado, solidario, culto, trabajador y honrado, que algunos golfos se empeñan en llevar encadenado al despeñadero, abducido por la mentira.