En la Plaza.
En el salón familiar de nuestra ciudad, nos ha caído un regalo cargado de música y luz. Un gran paquete envuelto en esperanza, alegría e ilusión. Como sugiriéndote entrar en su interior para salir con tu deseo cumplido.
Impregnados por ese espíritu en el que el alborozo de los niños, en vacaciones navideñas, invita a plasmar los momentos más emotivos del año, reímos con ellos, vivimos y soñamos?
Dulce tiempo de mazapán y recuerdos, sal y azúcar se mezclan en la memoria, por los que fuimos perdiendo.
Memoria?
Qué gran reencuentro, que cuando te busco te hallo y, como en un cuento, traigo a los personajes que pusieron vida a mi cuerpo.
Nada muere en la memoria si tú los sientes latiendo, en la sístole y diástole del corazón del recuerdo.
En Navidades latentes, ponle calor al invierno con una sonrisa en tus labios y siempre un impulso nuevo. Caminando hacia adelante con la ilusión de proyectos.
Ponle vida a tu escenario con estos brotes nuevos y mantén la llama prendida hasta otro Adviento nuevo.
Que otro año se te escapa y hay que avivar el fuego de una casa encendida en el amor y el recuerdo.