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Paso un momento por el bar de Emilio, el camarero, antes de acudir a la cena familiar. Todo es juerga, ruido, risas, manchas en el suelo, comida y bebida.
Emilio y yo nos damos un abrazo sincero y nos deseamos un feliz 2019. Sabemos que nos apreciamos a pesar de nuestras diferencias. Muchas diferencias.
En 2019 discutiremos mucho: hay elecciones, avanzará la extrema derecha, los pobres serán más pobres y a los que vienen de fuera les dejaremos entrar sólo si tienen dinero.
Emilio defenderá ese modelo. Yo trataré de convencerle de que se haga humano. ¡Fíjate, con eso me conformo!
Brindo con él por un 2019 cargado de Justicia. Me da una colleja y me llama cabrón entre risas. Volvemos a abrazarnos.