Este martes, un nuevo año dará comienzo y, con ello, se cerrará un 2018 en el que hemos celebrado el 800 aniversario de la Universidad de Salamanca, la institución gracias a la cual nuestra provincia es conocida mundialmente como una de las cunas del saber.
Un año en el que, nuevamente, han sido muchos más los paisanos que se han ido de nuestra provincia (bien con destino a otros lugares terrenales, o bien ascendiendo al firmamento) que los que se han alumbrado en la misma, llamados a ser el futuro de esta nuestra tierra.
Se va un 2018 en el que, como todos los años anteriores, hemos vertido sentimientos de alegría o tristeza ante diversas circunstancias, y se inicia un 2019 en el que esperamos que haya muchas más sonrisas que llantos, tanto en lo que nos concierne a nosotros mismos, como a todos los que nos rodean y a nuestra sociedad en general.
En estas vísperas del final de año, ya casi puede sentirse el olor de las doce uvas posadas sobre un pequeño plato, esperando a que suenen las doce campanadas para ser engullidas como manda la tradición. Aunque no faltará quien, pese a las advertencias, se coma la primera uva al sonar de los cuartos previos a las campanadas. Tampoco faltará quien se añusgue con alguna pebita, una vez que la aglomeración de uvas colme la boca en las últimas campanadas.
Tras las uvas, el tañer de las copas repletas de cava dará paso a un nuevo año, que llegará cargado de esperanzas y promesas, que irán difuminándose con el paso de los meses, posponiéndose en buena parte de los casos para el año siguiente, con la esperanza de que entonces sí se cumplan.
Después, las franjas de edad marcarán en buena medida lo que hacer, con los jóvenes yéndose a las discotecas a festejar el año nuevo, y los mayores y niños haciendo lo propio de una manera más familiar, reunidos en torno a la mesa y a una televisión que buscará hacer pasar un buen rato, a la par que intentará evitar alguna que otra riña entre cuñados.
En definitiva, 2018 se va, como se fueron antes sus predecesores 2017, 2016, 2015,? y tendremos a bien recordarlo por las cosas buenas que nos haya brindado, pues la vida en buena medida se compone de recuerdos y, puestos a elegir, mejor quedarse con los buenos.
Damos la bienvenida al año 2019, que esperemos nos tenga muchas cosas buenas reservadas. ¡Feliz 2019!