Profesor de Derecho Penal de la Usal
Como siempre, el discurso de nochebuena del rey marca el noticiario político en estas fechas, en las que, normalmente, no suele haber actividad ni del gobierno ni de los partidos; aunque este año ha sido una excepción, porque en Andalucía se ha estado negociando la composición de la mesa del Parlamento y la presidencia del futuro gobierno de la Junta.
Considero positivo que Felipe VI haya apelado, en su alocución, a la "convivencia" entre los españoles como algo que hay que cuidar, especialmente en los tiempos de elevada convulsión política como los que vivimos. Es más, la palabra "convivencia" la mencionó hasta en 7 ocasiones, relegando, curiosamente, a la palabra "concordia" precisamente en el 40 aniversario de la aprobación de la Carta Magna. Recordemos que el político que presidió los gobiernos de la transición, Adolfo Suárez, y que impulsó la construcción de nuestro actual Estado de Derecho, hizo célebre la frase que calificó muy bien aquélla etapa histórica: "la concordia fue posible". Para que los jirones de la convivencia se tejan adecuadamente, para que no haya conflictos sociales y políticos, para que todos los ciudadanos convivan respetándose mutuamente y de forma pacífica, ordenada y democrática, tiene que haber "concordia" entre los distintos poderes públicos y las instituciones.
Partiendo de estas premisas, parece incomprensible que ciertos grupos sociales y políticos censuren la actitud del Ejecutivo por haberse reunido con las autoridades políticas catalanas (que, recordemos, también fueron elegidas democráticamente y hace un año) y por celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona la pasada semana. El primer mecanismo al que hay que acudir siempre para resolver los conflictos es al de la palabra, al diálogo entre las diferentes posturas por muy enfrentadas que estén. Si se quiere abordar un problema social y resolverlo por las vías pacíficas de diálogo y consenso y garantizar la convivencia, tiene que haber concordia entre los discrepantes. Si es posible la concordia, si fue posible en el 78, ¿por qué no lo va a ser ahora que teóricamente deberíamos, por la experiencia, ser más cautos, para evitar enfrentamientos civiles que tanto sufrimiento nos han producido en la reciente historia de España? La actitud del gobierno catalán sí está amenazando la convivencia en algunos aspectos, pero, aún así, hay que intentar resolverlo por las vías pacíficas y democráticas, porque en los países que son "Estados de Derecho" avanzados, muchos problemas de la democracia hay que solucionarlos con más democracia y para ello tiene que haber acercamiento y voluntad de acuerdo entre todos.
Igualmente parece incomprensible para la convivencia que haya representantes políticos (los de Vox) que defiendan públicamente a dictadores, como Franco, que impulsaron un golpe de Estado contra las instituciones democráticas, provocaron una guerra civil y, en tiempos de paz, ejecutaron a miles de ciudadanos por pensar de otra manera; pidan la derogación de una ley como la de violencia de género o pretendan construir, al mejor estilo Donald Trump, un elevado muro en Ceuta y Melilla, para que no entren inmigrantes, porque les interesa más la raza hispana que la defensa de los derechos humanos, que ampara y garantizan las normas internacionales, en general y nuestra Carta Magna, en particular. Sí, ya se que muchos estarán pensando que también Podemos defiende a deplorables dictadores como Maduro, en Venezuela; algo que no es cierto, porque su líder, Pablo Iglesias ha manifestado públicamente que el régimen venezolano de Maduro es "nefasto". Aún estamos esperando que muchos líderes del PP y de Vox condenen públicamente la dictadura de Franco y digan que fue un régimen "nefasto". Vox, además, está alentando la ilegalización de partidos políticos independentistas o nacionalistas sólo por el mero hecho de serlo, porque parten de la premisa errónea de que todo independentista o nacionalista está alentando o defendiendo la violencia como instrumento de actuación política. Quién pretende dejar fuera del sistema a posiciones ideológicas con las que no comulga, no es partidario de la concordia y, por consiguiente, tampoco de la convivencia en paz, libertad, igualdad, justicia, tolerancia y solidaridad.
También erosiona la convivencia, la reciente actuación de las formaciones políticas perdedoras en las elecciones autonómicas andaluzas al no respetar los principios democráticos para designar los representantes de la Mesa del Parlamento Andaluz, que debe ser proporcional a los votos y escaños obtenidos por cada partido. No es de recibo que Vox, con 12 parlamentarios obtenga un representante y Adelante Andalucía, con 5 más, es decir, con 17, no obtenga ningún puesto en la Mesa. Ciudadanos, que tanto ha cacareado para reformar la ley electoral que posibilite una representación política más equitativa, ha "tragado" con una irregularidad que no respeta la representación escrupulosamente democrática de los partidos políticos andaluces en la Mesa. Ciudadanos se ha "retratado", se ha quitado la careta de transparencia y buen gobierno que ha venido vendiendo desde su creación.
Sobre este asunto, el propio Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona y que apoya la formación de Albert Rivera, ha manifestado claramente que un acuerdo político con Vox (en referencia a lo que ha realizado Ciudadanos en el Parlamento Andaluz) es una "incongruencia moral porque es incompatible con los valores europeos que muchos de nosotros defendemos". Es absolutamente disparatado que el líder de la formación naranja haya firmado, junto al líder italiano Mateo Renzi, un manifiesto para rescatar la Unión Europea de los "Salvini y los Orban" (en referencia a los ultraderechistas italianos y húngaros, que junto con Vox y el Frente Nacional francés preparan una alianza para las elecciones europeas) y ahora pacte con Vox en Andalucía.
Ojalá que 2019 sea el año en que se resuelvan estos y otros problemas de convivencia entre los españoles, aunque para algunas formaciones políticas no sea la noticia que esperan, porque saben que cuanto más se deterioren los jirones de la convivencia mejores expectativas electorales tendrán.
¡Feliz año 2019 para todos!