OPINIóN
Actualizado 28/12/2018
Félix López

No hay pruebas históricas de la matanza de los llamados santos inocentes, niños que nacieron en fechas cercanas al nacimiento de Jesús, ordenados matar por Herodes. Una de tantas leyendas bíblicas, seguramente con carácter simbólico, más que real. La Iglesia (siempre dispuesta a bautizar lo pagano) un unió esta leyenda a "la fiesta de los locos", en la que durante la edad media se podían hacer excentricidades.

Nuestros políticos han aprendido bien la parte jocosa de esta leyenda. Tanto que nos cuentan inocentadas casi todos los días del año.

Dicen sentir una "vocación de servicio a la sociedad", pero ¿cuál es su verdadera vocación?

Aseguran que "España va bien" cuando gobiernan y "desastrosamente mal", cuando están en la oposición".

En algo coinciden todos: "todo lo hacen por nuestro bien", aunque nos proponen cosas contradictorias, según el lugar que ocupan en relación con el poder. Ya se sabe, "hay amores que matan"

Nos recuerdan continuamente que el poder reside en el Congreso y que a ellos "los ha elegido el pueblo, donde reside la soberanía nacional", pero todos ellos y la prensa (buena parte de ella sirve a los intereses de unos u otros), hacen lo posible por manipularnos cuando votamos, en lugar de ayudarnos, con la sinceridad de sus propósitos, a estar bien informados.

Y que no nos queda otra. Porque somos una especie social muy jerárquica (relaciones de poder legitimadas con mejor o peor acierto, eso nos diferencia de otras especies) organizada en Estados de Derecho democrático. Es lo mejor que hemos inventado los humanos, yo no lo niego. Un mal menor, aunque les da miedo reconocerlo. Resultado de un "contrato social", como escribió Rouseau. Un libro excelente que no sacraliza el sistema democrático, sino que lo reconoce como un contrato de conveniencia, porque no somos capaces de vivir sin relaciones de poder organizando la inevitable jerarquía.

Me van a permitir que haga una propuesta utópica para el próximo año. Que busquemos un día para una nueva causa justa, si es que conseguimos encontrar algún día libre de causa justa, porque cada día no solo tiene "su afán", sino su causa justa; y ya se nos están acabando los días. Pues bien, intentémoslo, yo propongo que ese día se llame: "El Día que está prohibido mentir a sabiendas", "el día de la sinceridad". No me atrevo a llamarlo e "Día de de la verdad", porque resulta pretencioso para un humano o una humana. Ya tenemos demasiadas personas, hombres y mujeres, que hacen análisis contundentes, definitivos, asegurándonos que son verdaderos de la "a a la z".

Ese día, los políticos no tendrían que disfrazarse, porque de todas formas no los conocería ni su madre.

La prensa sería verdaderamente independiente, y los lectores dejarían de ser fieles, al menos un día, a uno u otro periódico, saltando entusiasmados de uno a otro.

Pero sería un día maravilloso y, iojalá!, que fuera un día soleado de primavera.

Si esta propuesta resulta ser demasiado utópica, yo haría otras dos, manteniendo "el día de los santos inocentes", pero añadiendo, como subtitulo, " día de los inocentes electores" (primera versión) o "día de los políticos y la prensa partidista" (segunda versión). De las tres propuestas presentadas, ¿con cuál se queda usted? Y si no le gusta ninguna, ¿porque no se anima y propone una diferente? Importante es escuchar y leer, pero lo es más dudar y pensar.

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