OPINIóN
Actualizado 22/12/2018
Manuel Lamas

Hoy, se ha puesto de moda la cocina. Se le rinde culto excesivo sobre altares convertidos en fogones. ¡Qué despropósito! embriagarse con las exquisiteces de los alimentos, mientras, buena parte de mundo, muere de hambre. El cuerpo y el alma habitan en la misma estancia, pero persiguen fines contrarios. Restablecer la justicia social y el orden, para evitar diferencias, es condición inapelable del alma. Pero, el gusto, como el resto de los sentidos, persigue los placeres de la vida, sin reparar en el daño que se ocasiona a los demás a través del olvido y la indiferencia.

Manuel Lamas

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