Cómo pudimos vivir hasta que los Corsarios llegaron y nos rescataron. Cómo sin estos navegantes imparables que tan amablemente nos abren las dos puertas a su tesoro.
No importa dónde esté tu naufragio, ellos siempre saben cómo salvarte: conocen los porqués de las mareas, los lúcidos secretos de los vientos.
Cuando contemos que los conocimos nadie nos creerá. Nadie comprenderá que lograron lo imposible: traernos el mar a esta ciudad.