Arancha Martín (izquierda) junto a su marido, su hijo y sus padres en una comida familiar


SOCIEDAD
Actualizado 19/12/2018
María Fuentes

Desde hace 4 años sufre esclerósis múltiple. Asegura que su "futuro es hoy" y su principal meta es "aprovechar cada segundo" que la vida le regala junto a los suyos

Este martes 18 se ha celebrado el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple. A la periodista salmantina Arancha Martín le diagnosticaron este enfermedad hace 4 años. Aunque al principio asegura que todo fueron miedos, hoy es una mujer "más fuerte" y mira el futuro de frente.

¿Cómo se entera de que tiene esclerosis? ¿Cuáles fueron los primeros síntomas?

Fue todo muy extraño. Un día me levanté, allá por 2002, con el lado derecho del cuerpo paralizado. Me afectó al brazo y a la pierna y me asusté mucho al comprobar que no podía pronunciar bien. Me hicieron una resonancia y nada más salir del "tubo", me dijeron que había sufrido un infarto cerebral. Casi me caigo al suelo. Me ingresaron y comenzó una batería de pruebas en las que descartaron problemas vasculares o tumorales. Así que todo se quedó en un susto. Después de la rehabilitación me recuperé completamente. Volví al trabajo y, en un periodo de mucho estrés volví a sentir que algo no marchaba bien. Las palabras que quería decir no salían por mi boca. Acudí al Hospital y había vuelto a suceder. De nuevo el lado derecho. De nuevo pruebas y más pruebas. Y tras descartar el ictus, Mónica Alañá, una neuróloga sensacional a la que tengo un aprecio difícil de explicar por su empatía y su cariño, me informó que tenía una enfermedad desmielinizante, pero sin llegar a ser esclerosis múltiple.
Me volví a recuperar completamente y así pasaron diez años, una década en que me dio tiempo a casarme, sufrir una operación durísima de espalda, pero ser completamente feliz y cuando mi hijo tenía seis meses volví a notar que algo fallaba. Esta vez era mi pierna izquierda. Me hicieron una resonancia y llegó el diagnóstico: sufría esclerosis múltiple. Fue terrible.

¿Cómo son esos primeros días?

Ahí empieza el caos, la depresión, la angustia, el cuestionarme porqué me ha tocado a mí? surgen miedos a asociar EM a silla de ruedas, y además mi hijo sólo tenía seis meses. Los efectos secundarios fueron terribles al principio. Fueron dos años que solo la sonrisa de mi bebé y el apoyo y comprensión de los míos me animaban a levantarme de la cama. Gracias al cielo esos efectos secundarios ya no existen y sigo con la misma medicación. He normalizado tener que ponerme una inyección semanalmente porque sé que es lo que está parando el avance de la enfermedad.

Dentro de los tipos de esta enfermedad, ¿cuál es el suyo?

Tengo esclerosis múltiple recurrente-remitente que es uno de los tipos más bajos de esta enfermedad. Mi problema está en la marcha, en caminar porque es como si tuviera 20 kilos de peso en cada pie; y la falta de equilibrio. Cuando paso nervios o estrés se agudiza más y me acompaño de un bastón que se ha convertido en mi íntimo enemigo inseparable; al que odio y al que necesito.

¿Cómo es un día a día hoy en su vida y cómo ha evolucionado desde que se la diagnostican?

Han pasado 4 años y he aprendido a quererme. Me he perdonado. Porque yo no tengo la culpa de haber cambiado física y psicológicamente. Ahora he aprendido a sonreír de nuevo, a aceptar mi nueva situación. A ser feliz. Ni mi hijo, ni mis padres, ni mi marido se merecen tener a su lado a una mujer triste. Y he vuelto a ser la mujer enérgica y risueña que era antes. Diferente. Con mis dificultades. Adaptándome a las nuevas circunstancias, pero feliz y fuerte.

¿Qué es lo más difícil?

Lo más difícil es aceptarlo. Asimilar que tienes una enfermedad crónica. Que mañana te despiertas y sigue ahí, en la sombra a veces, y agarrándose a mis piernas siempre. Pero una vez que asimilas tu nueva situación es cuando miras al frente diciendo muy alto que rendirse no es una opción, como en la película '100 metros', de Ramón Arroyo. Ver la película supuso para mí un antes y un después en mi día a día, porque me dio fuerzas y ejemplo para saber que yo también podía, que yo tampoco iba a rendirme.

¿Qué papel juegan las asociaciones?

Son importantísimas. Yo empecé a salir poco a poco del pozo gracias a mi asociación, la FEMM o Fundación de Esclerosis Múltiple de Madrid. Allí la rehabilitación y el apoyo de mi psicóloga fueron básicos para mi recuperación física y mental. Entré en esa fundación hecha un mar de lágrimas y me enseñaron a ser la mujer que soy ahora? feliz.

¿Cómo ve el futuro a corto y largo plazo?

Mi futuro es hoy. Mi futuro es echarme esta noche satisfecha porque he disfrutado jugando con mi hijo. Escuchar la voz de mis padres, a los que les debo todo y no tengo cien vidas para agradecerles tanto. Mi futuro es mirar a mi marido y ver su mirada cómplice y saber que está ahí. Es saber que mi hijo está creciendo fuerte. Y sano. Es trabajar, actualmente para la Fundación AVIVA, y emocionarme cada día con la ternura y sensibilidad de estos chicos maravillosos. Soy muy afortunada. Mi futuro es hoy y aprovecho cada segundo que me da la vida. Seguro que la investigación avanzará para que esta enfermedad tan injusta no sea más que un doloroso recuerdo.

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