"En una oscuridad inmerecida queda tu obra literaria, pero nos dejaste buena parte de tu talento como escritor, cronista e investigador en un breve pero brillante muestrario"
Mi querido amigo Nacho:
Acabo de leer la dedicatoria que me escribiste en tu libro 'Diccionario de personajes, topónimos y demás nomenclaturas del callejero salmanticense', largo título como larga debió ser tu vida, cortada ahora como un hachazo, con setenta y pocos años. Te escribo desde la amistad más sincera y entregada que nació como padre de Patricia, periodista taurina y compañera de fatigas en momentos de juveniles energías.
Y aunque tú no eras una persona dominada por el veneno taurino, como nosotros, tenías a gala respetar y admirar este arte y oficio y, además, estoy seguro de que encontraste emotivas virtudes y emociones en él y sus personajes, de rica esencia novelesca, como tú demostrarías.