OPINIóN
Actualizado 14/12/2018
Mercedes Sánchez

Te sueño en verano, cuando el sol calienta fuerte y llena mi frente de pequeñas gotas de sudor y algo frío refresca mi garganta? Soporto el sol derrochando energía, con sus estufas de calor a plena combustión esperando a que llegues, a que dejes tus tonos amarillos que se van apoderando de las puntas de las hojas, de sus bordes, de sus ramas cansinas, de las notas tenues de luz entre los membrillos, terciopelo cubriendo sus frutos mientras maduran, espero el sol adormecido, abriéndose paso entre las ramas, entre las hojas, entre las nubes que recortan sonido de chasquidos, de pisadas tenues, de alfombras naranjas, de olor a vaho.

Parque soleado, de domingos claros, de mañanas dulces, bello otoño, nadando entre tus brazos la penumbra de la tarde? Hermosa tempestad, lluvia de hojas bailando su vaivén en el espacio para depositarse sin prisa entre las ya marchitas, recostadas en su lecho para siempre, ser alimento en la tierra y de nuevo ser hoja o savia.

Ocres y marrones, olas de espuma que albergan ese mar de olores, olor a seco hojas, olor a humedad ambiente entre las nieblas, rocío para el pelo, oxígeno al alma la nariz devuelve el aire renovado y caliente. Aireados los sueños, aireadas las nubes, respirando los proyectos, escribiendo poemas en el cielo, nadando en los abismos de silencio de la tarde adormecida.

Te espero, bello otoño, en tardes cálidas de aromas perfumados, en suaves brisas de atardeceres lentos, en abiertos amaneceres de olores anaranjados de frutos cítricos, pieles relucientes de castañas nacientes, marrón que acoge avellana suave, nuez lobulada, alfombra de hojas.

Deprisa van los paraguas abiertos, desnudas quedan las calles solitarias, olor a tierra de lágrimas empapada, brillo de granito tocando las suelas del alma.

No te vayas, otoño, quédate conmigo, con las pocas hojas que adornan las copas, antes de que los árboles muestren su tremenda desnudez, antes de que la temperatura sea gélida y los latidos se galopen y el viento sople y atice las ramas y titilen las sombras en la noche temprana, quédate conmigo, otoño, méceme en tu cuna de hojas y alarga la suave brisa y el corazón pensante y acompasa el ritmo paseante de mis pasos.

Dedicado a Patricia y a quienes necesitan que el tiempo, por un momento, enlentezca su ritmo. Con la compañía de la voz y el piano de Van Morrison?

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