¿Me sabría alguien decir qué edad tiene la belleza?
Me desperté esta soleada y fría mañana de otoño, con los primeros rayos de luz filtrándose por el entreabierto ventanal que ilumina mi dormitorio.
Una alfombra de doradas hojas secas se dejaban pisar en la calzada, crujiendo al paso acelerado de quien camina apresurado a la hora ¡que no llega! Autómatas del tiempo. Engullendo los minutos sin paladear en el silencio. Este regalo del día que se nos ofrece en el gran banquete de la vida.
Gratitud primera a esta agua que nos baña, resbalando por el cuerpo, vivificando el alma, escudo de sensaciones, para emprender la jornada. Con un hábito limpio y una sonrisa amplia.
Me dispongo hacia el trabajo, dejando caer mis pasos. Lentamente, pero seguros. Pisando fuerte sobre el asfalto. Percibiendo los sonidos de campanas y de pájaros.
¡Qué escenario tan perfecto se nos abre en la mañana!
Una ciudad que despierta?Perfectamente ordenada. Esperando que la admires. Dándose toda entera? Como una madre abnegada.
En el sagrado orden de las cosas se van deslizando las horas y el tiempo se nos escapa.
¿Qué edad tiene la belleza?
Si mirándote al espejo estás buscando los surcos de algún herido recuerdo? ¡Dibújate una sonrisa que ilumine bien tu cara! ¡Tiende tus manos abiertas a una caricia temprana y agradece cuanto tienes!
¡Tienes la edad de tu alma!