OPINIóN
Actualizado 10/12/2018
Aída Acosta Alfonso

La orientación del deseo de las personas siempre ha sido objeto de interés morboso, religioso o policiaco, porque supuestamente hay orientaciones más pecaminosas o peligrosas. . Así ha ocurrido con muchos escritores o pintores, como Miguel Ángel. Algunas cartas de Goya a un amigo, parece confirmar su homosexualidad.

No sé si fue bisexual o uno de tantos homosexuales que se casaron convencionalmente y tuvieron hijos. Por tanto, bisexual u homosexual que tuvo que adaptarse a una moral religiosa y social homofóbica.

Hasta casi nuestros días, ha sido así, para esta minoría tan significativa (entre el 3% y el 12%, según el criterio con que se investigue). Y aún hoy la homofobia sigue enraizada entre nosotros.

Es cierto que no sabemos el origen de la orientación del deseo y que hay muchas formas distinta de vivirla. De hecho, lo cierto es que en la orientación del deseo hay una serie de factores que pueden tener cierta autonomía: fantasías, conductas, identidad, estilo de vida, preferencia afectiva, etc. Unas personas tienen armonía entre estos factores, en ellas la orientación del deseo suele ser estable a lo largo de la vida, mientras otras, viven contradicciones, que pueden asociarse con mayor inestabilidad.

La ciencia no ha resuelto bien varias preguntas:

  1. ¿De qué depende la orientación del deseo?
  2. ¿Puede hablarse de verdaderos cambios a lo largo de la vida?
  3. Tenemos algún poder de decisión personal, no solo en la gestión del deseo sexual (que es evidente), sino también en cuanto a la propia orientación.
  4. ¿Son las mujeres, como parecen ser, más flexibles en su orientación del deseo y más tolerantes en estos asuntos? ¿Tienen ellas más poder de gestión personal y, por tanto, más posibilidades de cambio?

Le invito a pensar en estos temas. Aunque le aconsejo no responder con prejuicios. Saber dudar y reconocer lo que no sabemos es muy importante. Yo no sé responder con certeza a esas cuatro preguntas.

Pero sí sabemos lo más importante: hay diversidad de orientaciones del deseo y lo más indicado para cada persona es reconocer y aceptar su propia orientación, ser auténtica. Y desde el punto de vista social, aceptar de buen grado a quienes son diferentes.

Goya, Miguel Ángel y tantos otros no lo pudieron hacer. Muchas personas han sufrido mucho, porque los demás no aceptaron sus diferencias. Nuestras leyes han mejorado, pero el cristianismo, judaísmo e islamismo no han resuelto este tema y siguen provocando sufrimientos injustificados. En España creo que hace poco se seguían planteando si un homosexual puede ser seminarista y sacerdote. ¡Qué ignorancia!, ¿Qué, temen?, ¿Le están echando toda la culpa de los abusos a los sacerdotes homosexuales?, ¿Es que son más peligrosos los homosexuales que los heterosexuales?

¿Por negar a los que son diferentes que puedan resolver sus necesidades sexuales y afectivas?

¡Ojala llegue un día en que nos sea noticia morbosa o heroica (en el caso de los que salen del armario) que alguien es homosexual o bisexual, como no lo es el ser heterosexual. "No pienses que los demás son sexual y amorosamente como tú", decía Ellis a finales del siglo XIX. "Y no impongas que los demás sean como tú", añadimos nosotros.

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