Actualmente se escribe mucho sobre cómo invertir, cómo conseguir grandes rentabilidades, qué valores son los mejores para el futuro y un largo etcétera. Pero se descuida una parte esencial de la educación financiera: ¿cómo no deberíamos invertir?
Por desgracia, esto es algo que se aprende a base batacazos económicos y de tropezar una y otra vez, en ocasiones con la misma piedra. Como se suele decir, la letra con sangre entra. Por eso me gustaría compartir algunas premisas y opiniones en pos de evitarles algún que otro susto, las cuales nunca deben tomarse como un axioma a la hora de invertir.
2019 ha sido, por regla general y salvo pocas excepciones, un buen año para los mercados financieros. Sin entrar en tecnicismos, los índices bursátiles han llegado a máximos históricos, como bien sabrán si tienen dinero en algún fondo global o enfocado en el mercado americano -el "efecto Trump" ha sido un viento favorable durante muchos meses-, Esto ha animado a muchos inversores de naturaleza más cauta a subirse al carro de la renta variable. Lo cual ha llevado al inversor conservador a verse obligado a escapar de los fondos conservadores y los depósitos que apenas arrojaban rentabilidad.
Gracias a este júbilo generalizado por las bolsas y a ese desencanto por los productos más defensivos, se ha creado una especie de interés generalizado en cuanto a la búsqueda de alternativas de ahorro o fórmulas mágicas para encontrar ese lugar donde colocar su capital y que arroje cierta rentabilidad. Está claro que en los mercados siempre hay alternativas, esto es innegable; pero, a mi parecer, estos días se están cometiendo tres errores clásicos que deberíamos evitar a toda costa:
Primero, debemos huir de toda recomendación de la banca minorista, la de siempre, la de su barrio. No dudo de sus buenas intenciones, pero no hay que olvidar que la banca es un negocio y que sus empleados trabajan por objetivos. Puede darse la situación en la cual los intereses del inversor minorista ?usted? y los del banco se alineen durante un tiempo, pero esta no es la tónica general. Aquí incluyo también a los iluminados y sus panfletos de 10 valores imprescindibles para... Huyan, y rápido.
Segundo, en estos escenarios tan volátiles no deberíamos invertir en activos de riesgo si no somos capaces de aguantar una caída relativamente potente, este tema no es baladí, pues no son pocos los inversores que buscan el Santo Grial financiero, aquel con alta rentabilidad y con muy poco riesgo. Por eso, ante situaciones de incertidumbre, si no se tiene experiencia, lo más aconsejable para su tranquilidad espiritual y económica es buscar productos de poco riesgo y tener claro una máxima absoluta: actualmente no existe activo medianamente rentable que esté totalmente exento de riesgo. Ninguno.
Por último, no debemos tener miedo a la hora de mover el capital y diversificarlo. Según el Banco de España, los españoles somos de los ahorradores que menos dinero tenemos invertido en activos financieros, alrededor del 30 % de nuestros ahorros ?mientras que en EUU es del 70 %?. Esto da que pensar, pues la cultura de "tener el dinero debajo del colchón" aún es muy fuerte en nuestro país; algo que se me antoja natural después de la mala praxis bancaria de los últimos años. Pero el dinero se devalúa, y con la práctica de meter los billetes en el bote de galletas lo único que conseguimos es perder poder adquisitivo.
En conclusión, si quiere invertir, pero no tiene claro en qué o no comprende el valor que contrata, lo mejor es que elija algo más sencillo, pregunte a un asesor financiero ?para eso están? o infórmese detenidamente. Y si en el bar de su barrio alguien le comenta que conoce un producto infalible, uno que es "apuesta segura", no lo dude, apure el trago y ponga pies en polvorosa.