De izq. a dcha., Rafael Barés, vocal de la asociación; Antonio Cruz, presidente; María Moya, trabajadora social; y Montaña Mendoza, alumna en prácticas. Fotos: Alberto Martín
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LOCAL
Actualizado 15/11/2018
Isabel Rodríguez

La Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca (ARSA) ofrece información y ayuda de profesionales y de quienes en algún momento tuvieron problemas de dependencia del alcohol y han podido superarlos

"Es el control que tiene el alcohol sobre ti el que decide", un mal compañero de viaje que no conoce edad, género o condición social para hacer perder mucho más que el control sobre las emociones y los sentimientos. "Falta mucha educación sobre dónde te puede llevar beber alcohol y todo lo que conlleva esta enfermedad", apunta Antonio Cruz, presidente de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca (ARSA), y que este año cumple 40 años de andadura. Una asociación donde encontrar el apoyo, información y ayuda de profesionales y de quienes en algún momento tuvieron problemas de dependencia del alcohol y han podido superarlos. Las puertas de ARSA están abiertas a toda aquella persona que necesita ayuda para dar el primer paso, quizá el más difícil, "reconocer que uno tiene un problema". "No lo reconocemos hasta que aprendes aquí todo lo que conlleva esta enfermedad", añade Antonio, ejemplo de que se puede ganar la batalla al alcohol. Entre 80-90 personas, entre consultas, terapias y otras actividades, acuden cada mes a la asociación.

El consumo excesivo de alcohol perjudica la salud y, a largo plazo, puede causar enfermedades crónicas y otros serios problemas a nivel físico, psicológico y social. "Afecta a todos los aspectos de su vida, y a quienes tienen alrededor", pudiendo acarrear problemas familiares, laborales, y "hay quien pierde además la libertad, porque han cometido un delito". "Tratamos de ayudar en todos los aspectos", explica María Moya, trabajadora social de ARSA, con quien mantienen la primera entrevista cuando llegan a la asociación y reciben información sobre la Unidad de Tratamiento de Alcoholismo que cuenta con un equipo multidisciplinar. "Damos una ayuda integral, lo que tratamos es de lograr su rehabilitación e inserción social", añade.

"Si no estás bien concienciado, el peligro de la recaída está siempre"

Los lazos con la asociación no se rompen cuando una recibe el alta terapéutica -de media, entre 2 y 4 años si no hay recaídas-, sino que "les aconsejamos que no pierdan el contacto", porque aunque la mayoría supera la dependencia el riesgo de recaída, o de creer que si vuelve a beber pueda controlarlo, siempre existe. De hecho, tal y como explica María Moya, una copa de vino en una celebración, e incluso una cerveza sin alcohol, puede propiciar una recaída. "Si no estás bien concienciado de renunciar al alcohol el peligro de la recaída está siempre, por eso, aunque vengan una vez al año, es importante para recordar a donde puede llevar esa cerveza 0,0. Es como dejar de fumar y comprarse una pipa mentolada, no quitas el hábito". Es, precisamente en estos momentos, cuando la experiencia de vivir sin alcohol se convierte en la mejor herramienta para sortear las recaídas.

Jóvenes y alcohol

La baja percepción del riesgo que los jóvenes atribuyen al consumo de alcohol es una realidad que en la asociación también vienen constatando, y de hecho, reconocen que "cada vez vienen más jóvenes y más mujeres". En el caso de los jóvenes, el consumo de alcohol en muchos casos está asociado a otras sustancias adictivas.

La dependencia del alcohol en mujeres ha sido un problema poco visibilizado, motivado también porque la mujer solía "beber en casa sola o a escondidas", pero como apunta la trabajadora social de ARSA, "las mujeres nos hemos querido igualar en todo, y desafortunadamente en ciertas cosas no lo deberíamos haber hecho". Aunque los hombres siguen mostrando mayores prevalencias de consumo (tanto en cantidad como en intensidad), las diferencias se han reducido, especialmente con relación a las mujeres jóvenes. "Nuestro organismo es muy diferente, y la misma cantidad de alcohol nos afecta mucho más", subraya.

Permisividad alcohol

No se trata de prohibir, sino de concienciar sobre los beneficios del consumo cero de alcohol y de los riesgos que entraña su consumo excesivo. "Beber se puede beber, pero siempre moderadamente, no dejar que el alcohol, o cualquier otra sustancia, te pueda", apunta Antonio Cruz.

Otro aspecto, no menos importante, como apunta María Moya, es que "el gasto sanitario que supone es importante, porque no sólo son las enfermedades asociadas, sino el absentismo laboral, el riesgo de accidentes laborales cuando trabajas con maquinaria de cierto tipo...".

ARSA abre sus puertas de lunes a viernes, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.


EN PRIMERA PERSONA

Rafael Barés

"Sabes que no puedes beber, pero el miedo a recaer está ahí"

Rafael Barés tenía un bar, y ahí empezó a codearse con el alcohol, no de manera excesiva, pero sí lo suficiente como para poner en riesgo sus relaciones familiares. Asegura que hay algo que la gran mayoría siente la primera vez que acude a la asociación y a la terapia de grupo, y "es ese miedo de no saber lo que te vas a encontrar". Rafael escuchó el consejo de su hijo - "mi familia me ha ayudado mucho", subraya- y cuando llegó a ARSA encontró "personas que te ayudan, te escuchan". Eso fue hace 5 años y ahora es vocal de la asociación y "vengo todos los días a ayudar". Ayudar a los demás, reconoce, ha sido su herramienta para evitar recaídas. "Sabes que no puedes beber, pero el miedo a recaer está ahí".

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Antonio Cruz

"Pierdes la familia, el trabajo... me lo dijeron mil veces y no escuché"

"A mí me han echado una mano y ahora estoy aquí para tendérsela al que venga". Antonio Cruz, presidente de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados, sabe lo que es caer por culpa del alcohol, "una droga, y de las más gordas". "Pierdes la familia, el trabajo, te quedas solo", pero "te queda esta opción", la de aceptar la ayuda de asociaciones como ARSA. "A los dos años de estar aquí me di cuenta de que había perdido una vida", relata, y es que en su caso empezó a beber alcohol siendo muy joven, con apenas 12 años. "Me lo dijeron mil veces y no escuché. La familia a un lado y el alcohol a otro, y yo elegí el alcohol", y como añade, "llega un momento en que el cuerpo te pide alcohol a todas las horas".

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