Con la noticia, la semana pasada, de un detenido por su intención de atentar sobre Pedro Sánchez, un pálpito en la memoria nos recordó aquel atentado consumado de 1986, que lo sentimos como nuestro, del primer ministro sueco Olof Palme mientras daba un pa
La memoria, más que tener presente miles de hechos incapacitantes para que las personas no se centren en las ocupaciones del día a día, es relacionar conocimientos o vivencias, y desgraciadamente ha habido muchos magnicidios a lo largo de la Historia, pero habrá a quien un magnicidio le recuerde a Kennedy y a otros nos recuerde a un primer ministro también ejemplar, aunque de nación más pequeña, como el ya nombrado político socialista de Suecia.
Ese fue el caso de nuestro pálpito. A Olof Palme y otros jefes de Estado o de Gobierno, cosa extraña para los españoles, comenzamos a verlos en la televisión o en periódicos a mediados de los setenta junto a un joven Felipe González, y quiérase o no, esto significaba una garantía o un plus de que la democracia nos llevaría a codearnos con gente normal y moderna. ¿Cuándo habíamos visto antes a Franco con algún personaje de renombre en el exterior elegido democráticamente?
Sí, una vez, es verdad, pero como en política nada es gratis, aún no sabemos el precio. A ver si en el Archivo General Militar de Ávila, recientemente abierto a reservas políticas anteriores a 1968, aunque presuntamente con muchas restricciones a los investigadores, salen esos secretos que, aun conocidos, no se sabe cuánto fue el costo. Nos estamos refiriendo al montante de la visita que hiciera el presidente Eisenhower a España en 1959.
Para entonces, por el deseo de reconocimiento del Régimen franquista, a EE.UU. le habíamos vendido hasta el alma -he ahí las Bases-, pero también de los americanos recibimos ayudas, aunque como un queso "gruyere" esas ayudas se escapaban por los agujeros de la corrupción, pues los "intocables" del Régimen lo ingresaban en Suiza. Esto es conveniente que lo sepan quienes aún dicen que en época de Franco no había corrupción, y por supuesto no lo decimos con intención de blanquear la que nos trajo la democracia, pues solo en ello no se basa la diferencia entre una y otra forma de gobierno. Corrupción habrá siempre, pero la Policía y los Jueces deben preocuparse de que cada vez sea menor y más ejemplarizante la culpabilidad.
Pero vayamos al hecho, pues ante el escándalo, conocido por la detención de un agente de banco suizo y a la vista de los americanos, al Gobierno presidido por Franco no le quedó más remedio que publicar la lista de los evasores de dinero, y el presidente Eisenhower, para no comprometer en plena "guerra fría" las Bases en nuestro país, valga la redundancia, enfrió el asunto, y a la vez correspondió con otra inyección de dólares, que fue a cargo de la OECE, el Fondo Monetario Internacional y el Gobierno de Estados Unidos, aunque no se desprendieron de ello con mucho agrado, pues dado de manera paulatina no estaba siendo administrado como se esperaba.
Y como aquel año el presidente Eisenhower se preparaba para realizar una visita por Europa, no era ajeno a mostrar el desagrado con que veía la actitud del Gobierno español, con lo que al señalar el recorrido, aconsejado por su Departamento de Estado, no tuvo en cuenta a España como país para realizar una visita. Así, Eisenhower, en su viaje de regreso volaría directamente de París a Rabat y de la capital marroquí a Washington.
Hecho el anuncio en toda la Prensa mundial, imaginémonos la contrariedad para Franco por aquel desaire. La "cruz" de Franco era la falta de un reconocimiento internacional y estaba dispuesto a no perder aquella oportunidad, con lo que debió de pagar mucho por aquel peaje para que los americanos cambiaran el itinerario, y lo cambiaron. Pero no se pagaría con dinero, hay muchas formas de pagarlo. Es conocido, por ejemplo, que los militares de las Bases entraban y salían de nuestro país sin ningún tipo de control ni de restricciones. Y aunque desconocemos esta historia, quizá el costo aparezca al detalle en el Archivo de Ávila.
Solo podemos decir que, por su aislamiento, aquel encuentro con el mandatario americano era tan importante para Franco que a pesar de que aún no teníamos el enlace con Eurovisión, se hizo lo imposible para conectarla, aunque fuera de manera provisional, y conseguir que el mayor número de europeos y americanos vieran a Franco junto a Eisenhower. En España, por una Orden del Gobierno, fue una "tarde de festividad laboral abonable y no recuperable", con lo que consiguió, según las crónicas, que más de un millón de personas acudieran a mostrar su adhesión y entusiasmo.
Y dejando a Franco y volviendo al comienzo del presente artículo, Sánchez imagino que no quiere, ni debe, ni puede aislarse como Franco -el Generalísimo solo viajó a Portugal y en contadas ocasiones-, pero para que nunca le ocurra como a Olof Palme, debe tener un buen equipo de seguridad y pensar que un loco puede aparecer en cualquier esquina.