El poeta es Huésped Distinguido de Salamanca y desde 2009 participa regularmente en los reconocidos Encuentros de Poetas Iberoamericanos que coordina A. P. Alencart
Tras su reciente paso por Salamanca, donde en el marco del XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos presentó el poemario A duas voces / A dos voces, escrito conjuntamente con la portuguesa Leocádia Regalo y traducido al castellano por Alfredo Pérez Alencart y Jacqueline Alencar, en días pasados el destacado poeta brasileño Álvaro Alves de Faria (São Paulo, 1942), recibió en su ciudad una grata llamada donde le comunicaron que acababan de concederle el 'Premio Poesía y Libertad Alceu Amoroso Lima 2018', por el conjunto de su obra poética.
Este premio, que se concede de forma bianual, es uno de los más importantes reconocimientos literarios de Brasil y lo han recibido, entre otros, poetas de prestigio como João Cabral de Melo Neto, Ferreira Gullar, Adélia Prado, Paulo Henrique Brito, Armando Freitas Filho, Marco Lucchesi, Antonio Cícero y Leonardo Fróes. El premio lo recibirá Alves de faria el próximo 5 de diciembre en el Centro Alceu Amoroso Lima de la Universidad Cândido Mendes, en Río de Janeiro.
El poeta es autor de más de 50 libros en Brasil, especialmente en poesía. También es autor de obras de teatro. Otros 19 libros los ha publicado en Portugal, además de los 7 aparecidos en España. Alves de Faria se considera un militante de la poesía desde los tiempos de El sermón del Viaducto, en los años 60, cuando realizó 9 recitales en el Viaducto do Chá, en São Paulo, con micrófono y cuatro altoparlantes. Por este motivo fue detenido cinco veces por la Policía. El Sermón del Viaducto acabó siendo prohibido. Hacia finales de los 70 la censura también prohibió su libro 4 Cantos de Pavor y Algunos Poemas Desesperados. En los años 80 su obra de teatro Sálvese quien pueda que el jardín se está incendiando, que recibiera el Premio Anchieta de Teatro, en su momento uno de los más importantes de Brasil, también fue prohibida de llevar a escena durante ocho años. En 1969 el poeta estuvo preso durante 11 meses como subversivo y por dibujar los carteles del entonces Partido Socialista Brasileño. Tres años después recibió un disparo en el oído, cuya bala todavía está alojada en su cabeza, como herencia de la dictadura militar brasileña.