OPINIóN
Actualizado 11/11/2018
Juan Carlos López / Alberto Arroyo

A nadie debe sorprender si se dice que el tráfico de influencias y el enchufismo están bastante arraigados en la política española y todo lo que le circunda. Y quizá por eso, por ser un pueblo consciente de este hecho, a veces da la sensación de que estamos vacunados contra todas aquellas informaciones que evidencian esta cuestión, y que en otros países harían rodas cabezas.

Esta semana, hemos podido saber que el anterior gobierno del PP dejó en el aire la construcción de cinco fragatas en los astilleros de Navantia en Ferrol, con el único objetivo de que el proyecto de éstas se rehiciese para adaptarse a los misiles que realizaba la empresa MBDA, de la que fue alto ejecutivo quien fuera ministro de Defensa con Rajoy, Pedro Morenés, quien impuso la instalación de dichos misiles, frente a los recogidos por el proyecto inicial.

Este hecho, que puede parecer anecdótico, ha tenido paralizado durante dos años un proyecto que está dotado con una inversión de 4.000 millones de euros, y cuya puesta en marcha garantizada una década de carga a los astilleros ferrolanos y, con ello, una década de tranquilidad a los trabajadores y sus familias.

Llama la atención, asimismo, que desde la propia Armada se mostraron en contra de la instalación del armamento impuesto por Morenés, solicitando que se diese luz verde al proyecto tal y como estaba redactado inicialmente, sin más demoras, si bien estas peticiones no fueron escuchadas por el gobierno popular, que dejó en pausa este contrato para los astilleros ferrolanos, hasta que su salida de la Moncloa permitió desbloquear la situación.

Y es que, desde el ministerio de Defensa, en los mandatos de Morenés (primero) y Cospedal (después), se impuso como una cuestión "prioritaria" la instalación de los misiles 'Sea Ceptor' de la antigua empresa de Morenés, MBDA, la cual estaba intentando implantar en el mercado internacional este tipo de misiles (motivo por el que le vendría muy bien poder afirmar su uso por parte del ejército español), que no habían sido usados hasta la fecha por la Armada Española.

Este hecho conllevaba que el proyecto de diseño técnico de las fragatas tuviese que rehacerse íntegramente, lo que conllevaba un considerable retraso y un coste adicional, ya que ni a Morenés ni a Cospedal parecían valerle los misiles 'Sea Sparrow Block 2' que se recogían en el diseño inicial, y que son usados actualmente por la Armada en las fragatas F-100.

Ahora, con el desbloqueo por fin de la situación provocada por el anterior gobierno, se han reactivado los trámites para la construcción de dichas fragatas, sobre las cuales se calcula que crearán en la próxima década 7.000 puestos de trabajo en la comarca de Ferrol, de los que 1.300 serán empleos directos, 2.000 asociados a la industria auxiliar a los astilleros, y otros 3.500 serían puestos indirectos generados por otros suministradores.

No obstante, por el camino se quedarán los 9'5 millones de euros del contrato que formalizó el ministerio de Defensa, en la era Cospedal, para la redacción de un informe encargado a la antigua empresa de Morenés, sobre las ventajas y riesgos de la implantación de sus misiles en las fragatas F-110. Coste que tendrá que pagar el Estado (es decir, todos nosotros vía impuestos) parcial o totalmente, a pesar de haber sido descartados dichos misiles, debido a que el contrato ya se había firmado por la entonces ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal.

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