¿POR QUÉ ZORBA BUSCÓ A UNAMUNO?
En octubre de 1936 Zorba, es decir, Kazanzakis, le envía una carta desde el Gran Hotel de Salamanca a Unamuno en que le dice que lo admira mucho y ha venido para conocerlo. Lo admira por su pasión, por su lucha continua, por su independencia. Por su vitalismo agónico.
Kazanzakis defendió un vitalismo dionisíaco en "Zorba el Griego", igual que Unamuno defendió su vitalismo trágico en "Del sentimiento trágico de la vida". El griego expresaba el entusiasmo y la personalidad fuerte, igual que el salmantino de adopción reclamaba su yo inmortal, hablaba de que no se puede manipular sin límites a las personas en "Amor y pedagogía".
Kazanzakis en "La última tentación de Cristo" nos habla de la agonía como lucha y vitalidad , igual que Unamuno en "La agonía del cristianismo" o "San Manuel Bueno, mártir" nos trae un cristianismo lleno de vida y de dudas. En el "Informe al Greco" nos presenta su vida como una lucha continua, como una espiritualización atormentada como la que expresó el gran pintor.
Zorba trajo a Salamanca lo inclasificable y lo contradictorio, igual que lo tenía su admirado Unamuno. Zorba se rebelaba también contra los poderes con sus contradicciones y paradojas. Cuando lo que sentía no cabía en el lenguaje se ponía a bailar al son de la tierra, igual que Unamuno subía a las montañas. Zorba vio también su obra perseguida. Zorba se opuso también a la petrificación de todo, a las certezas paralizantes. Zorba fue también un solitario y un apasionado.
Necesitamos a Zorba para que traiga la Grecia dionisíaca y mística de Creta y del Monte Atos, la que fulgura en El Greco. Necesitamos que Zorba y Unamuno siempre conversen en Salamanca.
ANTONIO COSTA GÓMEZ, ESCRITOR