La plaza del Corrillo ha acogido la lectura de fragmentos de los relatos escritos por Enrique Cabero, Quintín García o Ángel González Quesada, entre otros
Este domingo tenía lugar el acto de Iglesia por el Trabajo Decente que tuvo que postergarse por la celebración de la Guardia Civil la semana anterior.
Así, tras una misa en la iglesia de San Martín, la plaza del Corrillo acogía un acto reivindicativo y cultural, ya que se realizaba una lectura de fragmentos de relatos escritos por Enrique Cabero, Quintín García o Ángel González Quesada, entre otros. Finalmente, el actor José Antonio Sayagués ponía voz al manifiesto de la jornada.
Manifiesto para la Jornada Mundial por el Trabajo Decente 2018
Con motivo de la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre, las entidades promotoras de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente hacemos un llamamiento a todos los agentes que participan en la organización política y social del trabajo a reflexionar, a tomar las medidas necesarias y los esfuerzos oportunos para que el trabajo decente sea una realidad universal e inmediata. «Es imprescindible la colaboración de todos, especialmente de empresarios, sindicatos y políticos, para generar ese empleo digno y estable, y contribuir con él al desarrollo de las personas y de la sociedad. Es una destacada forma de caridad y justicia social» (Iglesia, servidora de los pobres, 32)[1].
Esta convocatoria es una constatación, cada vez mayor a nivel internacional de la preocupación por la cuestión y la importancia del trabajo decente. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), el movimiento sindical mundial (CSI) o el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) son instituciones que, además de promover esta jornada mundial, están comprometidas en abordar el futuro del trabajo desde la perspectiva del trabajo decente, situando el foco en los sectores más vulnerables y desprotegidos.
La Iglesia no es ajena a esta realidad. En palabras del papa Francisco «Cuando la sociedad está organizada de tal modo, que no todos tienen la posibilidad de trabajar, de estar unidos por la dignidad del trabajo, esa sociedad no va bien: ¡no es justa! Va contra el mismo Dios, que ha querido que nuestra dignidad comience desde aquí. La dignidad no nos la da el poder, el dinero, la cultura, ¡no! ¡La dignidad nos la da el trabajo!". Y un trabajo digno, porque hoy "tantos sistemas sociales, políticos y económicos han hecho una elección que significa explotar a la persona"[2].
En España la situación sigue siendo dramática para millones de personas. Nuestro injusto marco laboral y social[3] desplaza y descarta a millones de personas del acceso a un trabajo digno. Líderes en pobreza laboral[4], insostenible desempleo, hogares con todos sus miembros en paro, normalización de la contratación temporal y precaria, por no hablar de la pérdida de la vida o la desprotección de quienes son descartados del trabajo.
Sensibles a esta realidad y conscientes de la importancia de establecer puentes y favoreciendo mirando al mundo desde estas periferias pensamos que esta jornada mundial es un buen momento para reflexionar sobre cómo podemos avanzar para generar un trabajo decente:
Es necesario configurar un sistema económico que ponga en el centro a las personas y al medio ambiente a través de un sistema de relaciones laborales más justas, igualitarias, solidarias y sostenibles. Un sistema que considere que el trabajo es un bien para la vida y que por tanto hay que garantizar la protección física y psicológica de todos sus trabajadores y trabajadoras y la conciliación con la vida familiar.
Es necesario que los poderes públicos se comprometan con la construcción de un sistema económico y laboral más justo: Derogando las normas que precarizan la vida de las personas; favoreciendo el acuerdo mediante el diálogo social; asignando partidas presupuestarias destinadas a apoyar la creación o la transformación de empresas que desarrollen estos criterios y generen prácticas laborales acordes con la dignidad de todos los trabajadores y trabajadoras.
Existen empresas que en su actividad cotidiana están desarrollando estos criterios. Es importante visualizar estas respuestas, que es posible funcionar de otra manera y que reciban el apoyo de toda la sociedad.
Como entidades de la Iglesia consideramos que estas experiencias son ejemplos reales de buenas prácticas que nos enseñan caminos de humanización acordes al proyecto que Dios tiene para todos y todas.
Toda la comunidad cristiana está llamada a visibilizar y denunciar la situación de desigualdad en el acceso al trabajo decente y la negación de dignidad que esto supone y a apoyar a todas aquellas realidades laborales que favorecen el trato de dignidad y justicia que todas las personas tienen.
Por ello, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente animamos a participar en los actos reivindicativos y de oración convocados para toda la jornada en todas las diócesis de nuestro país.
Fotos de Lydia González