Iniciamos el mes de octubre con nuevo cambio de estación, comienza el otoño, cambio de hora y, como no, se termina la temporada de la pesca de salmónidos (trucha común), el resto de especies sigue su curso legal. Vamos a hacer un pequeño balance de la temporada desde su inicio en marzo pasado, y empezamos por el tema de las capturas de este pez en peligro extremo de extinción. Llevamos demasiados años practicando la pesca de capturas cero o pesca sin muerte; para que nos entendamos, pez pescado, foto y devuelto al agua en las mismas condiciones de sobrevivir. Esto lo entendemos todos, pero la realidad es que las capturas son CERO, esta es la dura realidad, por esto iniciamos este diálogo a pie de río, con capturas cero, cero capturas, que no es lo mismo. Esto significa que no hemos sido capaces de engañar o capturar con nuestras artes y señuelos ni un solo pez, creo que por dos únicas razones, o no sabemos pescar o no hay peces. La primera opción de no saber pescar la descartamos, porque la experiencia de muchos años pateando las orillas de los ríos nos ha enseñado cómo, dónde, con qué o cuándo podíamos conseguir capturarlos; y la segunda es que no hay peces. Es muy triste decir y reconocer que desgraciadamente han desaparecido. Ahora le ha llegado el turno a las truchas, al igual que hace unos años desaparecieron las bogas, gallegos o cachos, sardas o bermejas, cangrejos, anguilas, esturiones y una larga lista que, insisto, desafortunadamente cada día que pasa va aumentando.
Voy a hacer un triste recuerdo de las Olimpiadas de 1992. A finales del mes de septiembre se produjo un desastre ecológico en el río Tormes, y yo tengo perdida la cuenta de la cantidad de desastres que han acontecido, en el que se vertieron a través del alcantarillado público unos 10.000 litros de ácido, causando tan mortandad de vida y peces en todo el cauce del río que los vecinos del pueblo de Ledesma no podían beber ni el agua, y aquí no pasó nada de nada, ni se pidieron responsabilidades ni sanciones económicas para intentar recuperar el desastre causado.
Hace cuatro días pasó con unas manchas de gas-oíl o producto similar, y seguimos igual, sin saber nada de nada, que en el caso del ácido. Quisiera contar que había dos cisternas llenas en una vía muerta, que había en la avenida de Comuneros a la altura de la puerta de los carros, por donde se entraba a los muelles de carga, al lado de la báscula. Estos terrenos estaban muy abandonados, entonces solo existían las casas de los ferroviarios y el puente de la vía del tren que hacía la Ruta de la Plata, Cáceres y Portugal, y la bodega al lado. A raíz de un incendio decidieron desplazar los vagones vacíos y las dos cisternas a la vía muerta donde estaba el cuartelillo de los militares de ferrocarriles, al lado del antiguo Mercasalamanca y depósitos de Campsa, por encima de la estación, hoy centro cultural. Lo que ocurrió es fácil de ver, una cisterna vacía y miles de peces muertos, esto ocurre con demasiada frecuencia.
Otro ejemplo lo tenemos en el parque natural de Monfragüe o el pueblo montañés de Santoña, que es el primer municipio marinero que prohíbe la pesca deportiva con artes tradicionales de caña y carrete por la suciedad producida por los pescadores en tierra firme y paseo marítimo. Por cierto, ¿ven ustedes normal cómo tiran los corredores de la Vuelta a España sus miserias a la cuneta de las carreteras, y sin que pase nada?
Es tiempo de salir al campo y ver los cambios tan maravillosos que se producen, también en parques y ríos, tiempos de la berrea de los ciervos en la sierra, tiempo de setas y castañas, que esta es otra. Cuidado con las normativas de micología de cada pueblo y provincia.
Estamos en otoño y somos afortunados los pescadores porque podemos salir a disfrutar todos los días del año, pero sobre todo seamos respetuosos con el medio natural. Nadie es tan pobre que no pueda regalar una sonrisa ni tan rico que no la necesite. Salud y buena pesca.