Vestida de otoño está
la catedral en su nido,
serena al lado del río
dorada su cara altiva.
Erguida mira su paso
del río que la circunda,
el sol la acaricia y besa
entre el alba y el ocaso.
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sp;Yo voy pisando las hojas
los chopos en las orillas
con sus ramas amarillas
verdes, ocres y las rojas.
Yo la miro, ella me mira,
con mirada dulce y viva
a todo el mundo cautiva
es mi alma, quien suspira.
Andrés Barés Calama