OPINIóN
Actualizado 21/09/2018
Juan Robles

Está a punto de celebrarse en Roma el Sínodo de los Obispos dedicado a los jóvenes

Los cursos escolares están comenzando o se han iniciado ya. También en la Iglesia se comienza el curso pastoral. De hecho, en estos mismos días se está celebrando en la Casa de la Iglesia la XI Semana de Pastoral, en la que se evalúan las acciones de la Asamblea Diocesana que se han realizado hasta ahora. Al mismo tiempo, se indican las acciones a llevar adelante en el presente curso.

La semana se iniciaba con un retiro y la presentación de actividades para el año, ambas acciones destinadas a los sacerdotes de la diócesis. Los temas que se han tratado con prioridad en la Semana han sido los siguientes: Cómo celebrar mejor el domingo, superando las limitaciones que hoy impone la sociedad; el acompañamiento espiritual de las personas; la iniciación cristiana un reto pastoral para la iglesia del siglo XXI; y se avanza qué es y cómo celebrar con realismo y consecuencia la actividad convocada par le Papa Francisco para octubre de 2019, en concreto un mes misionero extraordinario, al cumplirse los cien años de la primera encíclica misionera, la Maximum illud, del Papa Benedicto XV.

Pero de manera decidida se ha comenzado con un tema de la mayor trascendencia para la actualidad y el futuro. La cuestión es de la máxima importancia ya por si misma, pero adquiere un especial interés y relevancia por el hecho de que está a punto de celebrarse en Roma el Sínodo de los Obispos dedicado a los jóvenes con el siguiente título: "Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional". El acontecimiento tendrá lugar entre el 3 y el 28 del próximo mes de octubre.

Nuestra Semana de Pastoral definía el tema de modo general como relación de los jóvenes con la Iglesia. Se encomendó la ponencia al obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, D. Carlos Escribano Subías, presidente de la Comisión de Pastoral de Jóvenes de la Conferencia Episcopal Española, y se enunciaba con el siguiente título: "El Sínodo de los jóvenes, una nueva oportunidad de evangelización".

El obispo es uno de los tres seleccionados por la Conferencia Episcopal para asistir al Sínodo, junto con el Cardenal Blázquez, arzobispo de Valladolid, y el arzobispo de Barcelona. Y se mostró verdaderamente como conocedor de las implicaciones del Sínodo, y nos ayudó a comprender cuál es la actitud o la relación que tienen los jóvenes con respecto a la Iglesia Católica, y las posibilidades u oportunidades de evangelización de los diversos grupos de jóvenes, entre los que se distinguen de un modo general tres tipos de jóvenes: los que están todavía ligados a la Iglesia, los que la respetan pero no se comprometen, y los jóvenes alejados o indiferentes frente a la Iglesia.

Esas situaciones se trataron después en cuatro "Mesas de escucha y diálogo": 1ª) "La relación Iglesia-jóvenes: ¿una relación posible o imposible?", a la que contestaron seis jóvenes presentes y otros cuantos por medio de vídeos, en los que habían respondido en la calle a la cuestión propuesta. 2ª) "Los jóvenes, ¿a qué dedican su tiempo libre?". 3ª) "¿Darse a los otros? ? Voluntariado de jóvenes". Y 4ª) "Hay jóvenes descartados ¿dónde están?".

Quizá la conclusión sería que la Iglesia no está dando una respuesta adecuada a la realidad y las necesidades de los jóvenes. Si se hiciera un esfuerzo en trabajar profundamente con ellos, dedicando personas y medios, y estando atentos a lo que los jóvenes buscan, hay posibilidades de reencuentro entre la Iglesia y los jóvenes. Esperamos que el Sínodo ayude a recorrer este camino de aproximación entre los jóvenes y la Iglesia y, en definitiva, que se llegue a la evangelización de los más posibles, porque los destinatarios son todos. Merece la pena trabajar para conseguir una Iglesia joven y de los jóvenes.

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