FERIA DE SALAMANCA
Actualizado 16/09/2018
Puri Contreras

Roca Rey enloquece a más de 10.000 almas en una tarde rotunda en la que destacó un extraordinario toro de Garcigrande premiado con la vuelta al ruedo

Gloria a 'Capitán'. Gloria al bravo. Gloria a la embestida que pellizca el alma, al galope franco y codicioso, al ritmo fijo, a la humillación. Gloria al tercer toro que trajo Justo Hernández para conjugarse con el destino y que cayera en los vuelos del intratable, de la savia nueva de un peruano de tipo erguido que clava los pies en la arena para pellizcar los corazones de más de 10.000 almas que se rindieron ante la bravura del garcigrande y la ambición del Rey. Y digo Rey porque Roca es ya el elegido del toreo en un mundo que ansía nuevos valores harto de engaños y trampas de los poderosos. Y quiso Dios que fuera hoy con los tendidos abarrotados, y que fueran ellos: Roca y 'Capitán'.

Una pintura de armonía el de Garcigrande. Qué empuje, qué manera de buscar la tela, qué manera de sobreponerse al castigo para arrancarse con el torero en los medios. Le ofreció estatuarios ceñidos, y le dio Roca naturalidad en los derechazos siempre con la verdad más pura, con el toreo también por la zurda para embarcar y soltar, y 'Capitán' seguía humillando con excelsa codicia. La locura de una plaza entera rendida a un toro bravo que esta vez no apostó por el indulto porque pensarían que ya bastante polémica había habido con lo vivido tres días antes? y este sí que era para que a estas horas estuviera caminito de Alaraz.

Quiso Dios que fuera hoy cuando el futuro estaba en los tendidos cuando vino Justo con una corrida noble y encastada. Porque el sexto fue otro repetidor que permitió a Roca seguir con el delirio. Y lo toreó aún mejor que al anterior. Con una verdad que asusta. Rotundo para ceñirse con esos cambiados por la espalda, para firmar dos series de derechazos hondos, para darle la zurda con los vuelos a rastras y tragar parones. Y allí se fundó el silencio. El reloj marcaba las ocho y media en punto y un hombre en el ruedo jugándose la vida entre pitones logró el silencio de quién entrega el alma y el cuerpo sin apreturas. Y tragó, y la estocada culminó la obra del que ha venido para dar continuidad a la Fiesta.

No quiso Dios que fuera la tarde de Ponce que se topó de salida con un noblón de contado celo, sin descolgar nunca para que el valenciano se inventase faena sobre su bondad, siempre a favor del toro de contado fondo y humillación; el cuarto fue otra cosa, más bravo, con codicia, que enganchó en las primeras series bajándole la mano y ya nunca lo soltó. A placer, pero sin acople, para acabar con él en la misma puerta de chiqueros. Molinetes como adornos, pases de pecho, poncinas... toda una aparente disposición que los aceros arrebataron, como arrebataron a Juli un triunfo ante 'Cantor', quinto. Tiró Juli del mejor de los dominios para lograr la enclasada embestida. Jugó con los tiempos, con las alturas, con la inteligencia, con la raza de no dejarse ganar la batalla para que un mal uso de los aceros acabara con todo eso. No quiso Dios que hoy Ponce y Juli brillaran, quiso Dios que hoy ganara la partida Roca Rey, que manda porque puede, y porque también quiso Dios ponerle en el camino a un 'Capitán' que seguro recordará durante tiempo largo. Gloria al toro bravo.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Salamanca. Quinta de abono. Corrida de toros. Toros de Garcigrande y Domingo Hernández. Toros nobles y encastados. Mansos y parados primero y segundo. Bravísimo el tercero premiado con la vuelta al ruedo.

Enrique Ponce: oreja y ovación tras dos avisos

El Juli: ovación con saludos y ovación

Roca Rey: dos orejas tras aviso y dos orejas

Fotografías: Miguel Hernández

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