OPINIóN
Actualizado 13/09/2018

No es nuevo lo de los títulos. Pero, afortunadamente, lo que pone de relieve los casos Máster y ahora Tesis es que la transparencia es más que un valor en nuestros días. La capacidad de saber de nuestra ciudadanía es mayor que nunca y la información es poder. Aún queda por ver que muchos de los trabajadores de los medios de comunicación puedan referenciarse a compañeros de la talla de los maestros del Watergate o del Qatargate, pero que al menos haya información y se publique ya es muy importante.

Que muchos de nuestros políticos son unos pillos ya lo sabíamos. Que está cambiando y que ahora al mentiroso y al pillo se le sacan las vergüenzas y se le derroca, también. Pero esta transparencia está poniendo a la Universidad y el sistema educativo contra las cuerdas. Los Máster y las Tesis son públicas o, al menos, consultables y contrastables. La digitalización ha hecho que todos y cada uno de los registros que se hagan a expedientes personales, académicos, docentes y del contenido de la documentación elaborada pueda ser escrutable, cuantificable y comparable. Pero qué hay de la que fue en papel o de la que se genera en el día antes de que los registros electrónicos se hagan. Ha habido y hay mucha condescendencia entre cargos públicos y direcciones académicas universitarias.

Fuentes de toda confianza de la Universidad de Salamanca, en estos días, están haciendo conato de filtrar cómo han aprobado algunos de nuestros políticos locales sus carreras y ya hay movimientos para que sus propios compañeros narren cómo aprobaban? Dentro y fuera de la era digital, si tú a un compañero no le has visto presentarse al examen, pero conoces su nombre, apellidos o DNI y luego ves en la lista que está aprobado? ¿cómo es posible? Si en una cola de entrada a examen, en llamamiento público, alguien no está presente, no entra a examen y luego está en la lista de aprobados? Algo raro ¿no?

La Junta nombra ahora un inspector de títulos de Master en Castilla y León, por control y transparencia dicen? Dejen que piense que es por control de la información, las filtraciones y los ejercicios de ajuste que están haciendo muchos políticos de su curriculum vitae. Un lavado vaya.

Pero la titulitis en España es un hándicap que algunos políticos han utilizado simplemente para asombrar a un pueblo aún por formar (académicamente y más a la luz de los alarmantes datos de los informes PISA y otros internacionales sobre educación y juventud) y como signo de distinción social y económica. "Puedo estar en política porque soy Licenciado en?, Doctor en tal?)

Algunos han tenido que verse expuestos al juicio público de determinar si un ciudadano está o no capacitado a ejercer en política sin titulación académica, otros para poder justificar su cargo político han inflado con mentiras el suyo y otros pueden haber obtenido un título y estar ejerciendo función pública distinta al mismo. En cualquier caso, esta sociedad española está demostrando que sigue viviendo en la época medieval, donde el poder económico y la titulación se ejercen para poder diferenciar clases, la mejor de la peor. Y, lamentablemente, la mejor, no siempre está en política. Quizá empecemos a estar al borde de una nueva revolución francesa, donde lo que sobran son nobles y faltan capaces a los que hacer hueco aunque sea a la fuerza. Dimitir puede que no sólo se la manera efectiva de ver rodar cabezas en la clase política.

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